La ruta de Milei

El País 04 de diciembre de 2023
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En la era Milei hay una política que comienza, es cierto que debemos esperar los anuncios, ver los movimientos políticos, de qué de giros está hecho su camino al poder, pero no menos cierto es aquello.

Lo nuevo acaba de nacer. En la previa se espera una transformación fuerte. La aplanadora que actualizará precios atrasados, coincidirá con un estilo absolutamente diferente. Pero todavía es difícil trazar líneas.

Lo viejo se va deshaciendo lentamente. La victoria fue contundente. La fuerza de lo social no se puede detener. El votante no encuadrado fue el que pegó fuerte. Ese que te parecía que no iba, fue y votó. En Argentina la gente no vota ni bien ni mal, pero sí vota lo que quiere. Lo viejo quedó expuesto esta semana con un posteo de Cristina, sin timing de lo que está pasando en la conversación pública. La desconexión con su propio votante es evidente, ese que puso todo en la campaña y no recibió ningún comentario. Ni hablar del presidente que no es ni fue. Hubo micromilitancia y saturación, genuina y de la otra. Los dirigentes, una vez mas fallaron. No hay gestos. 

Con la llegada de Milei al poder el sinceramiento será absoluto. El kirchnerismo quedó encerrado geográficamente en el AMBA y clausuró entonces luego de veinti largos años, su sentido simbólico. Esto no debe leerse como algo definitivo, menos en política pero el peronismo debe sacarse el lastre progresista y podrá construir un movimiento para el futuro. Si los dirigentes no pueden o no saben reinventarse, serán sus bases los que tendrán que hacer ese trabajo y construir una nueva representación.

La herencia es tan terrible como las soluciones que se proponen para resolverla, la mochila es tremenda. Pero el gobierno es lo que hacés con lo que te dejaron. Sobre todo acá. Ya lo sabemos, hay que agarrarse fuerte para lo que viene. Hay que ver cuánto nos bancamos el desierto real del mercado.

¿Qué pasa si la prepaga te sube, pero los turnos sigan siendo a cuarenta días ? ¿Cuál es la capacidad de ajuste en una sociedad muy ajustada? Los límites.

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Las transformaciones no son gratis ni unilaterales y necesitan mucha política de fondo. Nunca fue mejor ni tan literal el nombre de un movimiento político: “La Libertad Avanza”, sobre las regulaciones sobre la economía, el cierre de la Secretaría de Comercio, la derogación de la Ley de Alquileres, el libre mercado como organizador de todo lo que conocemos. Pensar sin Estado, cada uno en la suya. Parece demasiado.

Da la sensación de que el mileismo no quiere ser el “segundo tiempo”, sino que adelanta una suerte de peronismo libertario. Por eso lo que se viene es diferente a todo lo que conocemos, aunque tenga cosas de “lo viejo”. La voluntad de Milei está en eso: que el mercado desate lo que unió el Estado. La realidad y los actores políticos pondrán el límite o el acuerdo.

En el futuro nos espera una nueva política, pero sobre todo una nueva economía. Estamos en las vísperas de novedosas reglas económicas que pueden transformarlo todo. Los que estén muy adaptados al esquema actual correrán el riesgo de desaparecer si no cambian. Estar líquido, esperar y ver, gastar antes del 10 en pesos y en cuotas, pensar, imaginar, encomendarse a cuánto Santo ande por ahí suelto.

Milei cumple las condiciones formales para ser llamado populista. Casta o pueblo. La casta puede ser ese grupo parasitario que no funciona correctamente. A la política de estos años, al régimen de la grieta, le costó entender el ataque porque se supuso llena de amor propio en su arenga tribunera, incapaz de examinarse y ver sus privilegios. Les dijo que son una clase privilegiada a los que se creyeron perpetuos representantes del pueblo.

Pero Milei, además, también reprocha al sistema económico. No parece que se trate sólo de sacar algo para que el sistema funcione correctamente. La idea de corrupción que enarboló Milei contra la casta sí es inherente a lo económico. Es un sistema. La emisión monetaria, la cámara de la corrupción para nombrar la de la construcción, la dolarización. Lo que vimos hasta ahora no es la fuerza de alguien que quiere extirpar un mal del sistema para que funcione. Es alguien que quiere cambiarlo. Veremos o no si Argentina lo soporta.

El 10 de diciembre empieza otra película. La de preguntarse en serio, del lado de adentro en el que estamos, qué hará y cuánto podrá la motosierra podar sin podarse a sí mismo. La tensión entre su modelo y la gobernabilidad. La tentación de romper la rama que te sostiene.

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