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La erupción del Hunga Tonga arrasó el lecho oceánico y destruyó 200 km de cables submarinos

Sociedad 08 de septiembre de 2023
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Una avalancha de escombros se desplazó más de 100 km por el fondo marino llevándose todo por delante a velocidades de hasta 122 km/h, nunca registradas hasta ahora.

La erupción del volcán Hunga Tonga en el océano Pacífico produjo un tsunami y una onda expansiva que sacudió la atmósfera y fue registrada por los observatorios meteorológicos de todo el planeta. Ahora, en un nuevo trabajo publicado en la revista Science, un equipo de investigadores documenta lo que sucedió bajo el agua, una avalancha de escombros que cayó al fondo y avanzó 100 kilómetros destruyendo todo a su paso de forma similar a como lo hacen los flujos piroclásticos y seccionó los cables submarinos que comunicaban al archipiélago de Tonga con el resto del mundo.

En el trabajo, Michael Clare y su equipo analizaron los flujos volcánicos submarinos desencadenados durante la erupción y documentaron la destrucción de casi 200 kilómetros de cables de telecomunicaciones, que se encontraban a más de 15 kilómetros del volcán (uno de ellos se desplazó otros 5 km extra por las corrientes).

Combinando datos de la extensión de las roturas de estos cables con estudios batimétricos, observaciones de erupciones y muestreos de núcleos de roca, los autores calcularon que se produjo un flujo de escombros submarinos de movimiento extremadamente rápido y altamente destructivo, que viajó más de 100 kilómetros a través del fondo marino a velocidades de hasta 122 kilómetros por hora. 

“La erupción arrojó rocas volcánicas, cenizas y gas a decenas de kilómetros al aire, que luego se desplomaron y se sumergieron en el océano, creando poderosos flujos que viajaron más de 100 kilómetros a través del fondo marino”, explica Clare. “Hemos descubierto que estos flujos fueron los más rápidos jamás registrados en el océano, según el momento y la ubicación de los daños a los cables de telecomunicaciones submarinos”.

Cuando los flujos que viajan a través de la tierra llegan al océano, pueden crear tsunamis, explosiones y también pueden viajar sobre la superficie del mar, recuerda el autor principal. En el caso del volcán Hunga Tonga, el material piroclástico denso y caliente también entró en el océano, pero en lugar de viajar por tierra, estos restos volcánicos cayeron verticalmente, directamente al mar.

Los autores utilizaron el mapeo del fondo marino, que utiliza sonares para determinar la profundidad y la forma del lecho oceánico, para determinar los cambios de elevación antes y después de la erupción. “Nuestros colegas en Nueva Zelanda pudieron llevar un barco de investigación al volcán dentro de los tres meses posteriores a la erupción, para mapear los cambios en el fondo marino y tomar muestras de los depósitos dejados por los flujos”, indica Clare. “Descubrimos que los poderosos flujos creados por el colapso de la erupción volcánica habían excavado canales de más de 100 metros de profundidad”. En resumen, afirma, la fuerza del impacto fue tan enorme que remodeló el fondo marino alrededor del volcán Hunga Tonga.

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