Cuba vive uno de los peores momentos de su crisis económica endémica, acentuada por una impacable falta de combustible que le ha hecho recurrir a la ayuda de su vieja aliada Rusia.
Llegó un punto en que el Estado tuvo que organizar las filas de conductores en grupos de WhatsApp. Un funcionario recoge los contactos de aquellos y les da un número. Cuando les toca el turno de llenar, les contactan para acudir con su auto. Durante semanas, la crisis de combustible desespera a los cubanos.
Es un nuevo desafío que enfrentan tras la inseguridad alimentaria, la inflación y los apagones.
Las dificultades de Cuba radican en los problemas de gestión de su gobierno y el embargo económico estadounidense, pero empeoraron con el colapso del turismo durante la pandemia de coronavirus. Esto supuso una oportunidad única para algunas compañías rusas.
Rusia suministrará 30.000 barriles de crudo diarios. Eso ayudaría a paliar el consumo doméstico en Cuba después de que Venezuela disminuyera sus exportaciones de petróleo a Cuba de 80.000 barriles diarios en 2020 a unos 55.000.
"Sin dudas, Cuba ha sido y continúa siendo el aliado más importante de Rusia en la región", dijo el ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu durante una visita reciente de una delegación cubana a Moscú.
El economista Everleny insiste en que Cuba no puede repetir el error de depender de un solo benefactor para mitigar su crisis. "Pasó primero con España, luego con Estados Unidos, después la Unión Soviética y por último Venezuela. No se puede depende de un solo mercado".
"Creo que Cuba necesita su propia producción estratégica, una en que negocios pequeños y medianos cubanos jueguen un rol vital".