

Durante abril, la actividad económica registró una caída de 4,2% con respecto al mismo mes del año anterior -algo que no se daba desde diciembre del año pasado-, mientras que frente a marzo tuvo una disminución del 1,9%. Según informó hoy el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a través del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), durante el primer cuatrimestre, la actividad económica acumuló un decrecimiento interanual de 0,1%.
Este dato refuerza y confirma la tendencia bajista que se venía evidenciando durante los últimos dos meses. Si bien febrero y marzo fueron meses de desaceleración del crecimiento, abril refleja una caída significativa en la actividad económica. Tal es así que, el crecimiento acumulado durante los primeros tres meses se transformó en caída a partir de este último dato. Se evidencia el fuerte impacto de la sequía en la caída de la actividad.
El sector que tuvo la mayor caída fue “Pesca” seguido de “agricultura, ganadería, caza y silvicultura” con una retracción del 73,1% y 36,8%, respectivamente. Este último sector es el que tuvo la mayor incidencia en la caída del nivel de actividad ya que explica casi el 90% de la caída del nivel de actividad -esto significa que agricultura, ganadería, caza y silvicultura tienen un mayor peso en la economía que la pesca, por mas que hayan caído menos-.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la campaña de soja 2022-2023 cerrada el pasado viernes, fue una de las peores de la historia ya que la producción cerró en 21 millones de toneladas, un 52% menos que los niveles alcanzados durante la cosecha anterior.
Si bien, el nivel general de la actividad económica cayó significativamente en abril, la disparidad sectorial hizo que algunos sectores cayeran con fuerza, mientras que otros lograron crecer en comparación al mismo mes del año anterior.
La merma en el ingreso de dólares provocada por la sequía y las altas temperaturas, impacta de manera directa en la actividad económica ya que no se cuenta con los recursos para importar piezas clave en el funcionamiento de la economía.
La economía argentina experimenta un déficit estructural y endémico en la capacidad de acumular dólares genuinos. Esta imposibilidad, hace que, en muchas ocasiones, se recurra al financiamiento externo para solventar dichas dificultades.
Hoy por hoy, a causa de la sequía, la limitada posibilidad de acceso a los mercados de deuda y un deficiente manejo del superávit comercial logrado durante los primeros dos años del gobierno de Alberto Fernández, la economía se encuentra frente a una dificultad específica: la escasez de dólares impide la importación de bienes y piezas necesarias para fomentar la producción e incrementar el nivel de actividad. .
Durante el primer trimestre del año, la cuenta corriente del balance de pagos -balanza comercial más el saldo de servicios reales y financieros, como, por ejemplo, fletes internacionales e intereses de deuda- registró un déficit de USD 5.641 millones. Esto quiere decir que, Argentina, paga más de lo que cobra con respecto a su relación con respecto del mundo.
De los cinco principales socios comerciales tan solo con España, la Argentina registró un intercambio comercial favorable -experimentó un saldo comercial positivo de 21 millones de dólares-. El mayor déficit comercial del trimestre se registró con China, el cual alcanzó un saldo negativo de USD 1.730 millones, seguido por el negativo con Brasil -USD 1.117 millones-, Estados Unidos -USD 525 millones- y Alemania -USD 516 millones-.
El Gobierno le pagó al FMI un vencimiento equivalente a los USD 2.700 millones. En este marco, es crucial poder destrabar los adelantos del organismo para poder afrontar los vencimientos durante los próximos meses. La clave estará en las condiciones que quiera imponer el organismo para efectivizar dichos desembolsos.