El futuro sin ella

El País 17 de mayo de 2023
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Dos veces en diciembre, el 6 y el 27, otra en marzo, vía Twitter y una más en abril, el 27 en el Teatro Argentino.

Este martes, 48 horas antes de que se cumplan cuatro años del sábado de mayo del 2019 en que anunció la fórmula Fernández-Fernández, con la que le dio  competitividad al peronismo, Cristina volvió a avisar, ahora por escrito, que no será candidata.

Varias veces para ratificar una idea cuya raíz está cuando decidió aceptar “con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede” que allanó la candidatura a Alberto y la alejó de un tercer mandato. Ahora, la vice canceló esa opción con la carta pública de este martes en la que, como si le costara aún la literalidad, dedica varias frases a explicar su renunciamiento, sin terminar de decirlo explicitamente.

El fallo de la Corte sobre las candidaturas de Manzur en Tucumán y Uñac en San Juan, ambas reñidas con las constituciones, se leyeron -más en la forma que en el fondo- como el indicio de que el tribunal que preside Horacio Rosatti estaba dispuesto a intervenir en el proceso electoral ante la eventualidad de que la vice decidiera ser candidata.

Cristina movió antes, en diciembre, cuando dijo que no le permitirían competir, desactivó su candidatura con el objetivo de que el peronismo encuentre una dinámica ordenadora. Cuando lo hizo, Sergio Massa emergía como un ministro eficaz que había logrado bajar la inflación a menos de 5 puntos y proyectaba un descenso, continuo, hasta un 3 y algo en abril. Algo así como el candidato inevitable. Una buena performance de Massa como ministro anulaba, a su vez, la supuesta reelección de Alberto.

La persistencia del clamor es una herramienta ineficaz frente a la “proscripción”. ¿Cómo se vence una proscripción potencial, cómo se combate un intangible, cómo se revierte lo que todavía no ocurrió?.

Todo ello condicionaba y condiciona la construcción de candidatos y roles. Por eso, ahora emerge la magia, la espera de que la vice haga un juego magistral, ordene las piezas de tal manera que el peronismo vuelva a estar en carrera, que el 2023 no ofrezca la derrota electoral que Cristina augura desde marzo del 2022, cuando se firmó el acuerdo con el FMI. O quizás desde diciembre del 20220, donde pidió alienar salarios, jubilaciones y tarifas para que cuatro vivos no se apropien del crecimiento que iba a venir (y los dólares).

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