Fin a la vista

El mundo 07 de febrero de 2023
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Hace tres años, se empezó a informar del brote de una enfermedad respiratoria en Wuhan, China. Y hace un par de semanas, que la pandemia, entró en una pausa indefinida. La fase aguda de la pandemia se ha desvanecido en gran parte del mundo. Muchos ya intentan recoger los escombros y avanzar.

En Estados Unidos se siente un clima de fin de ciclo. Incluso se decretó una fecha: 11 de mayo. Ese día caducará la emergencia de salud pública del Covid en el país.

Y, como es usual con esta pandemia, la medida ya provoca caos. Como expresó Peter Chin-Hong, experto en enfermedades infecciosas en la Universidad de California: “Ya es confuso saber dónde hacerse una prueba, quién paga qué cosa, cuánto será el coaseguro. Ahora será una ecuación compleja”.

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Fuera de Estados Unidos, también hay confusión y diversas repercusiones pandémicas. En un reportaje reciente, las periodistas Stephanie Nolen y Rebecca Robbins reportan adónde han ido los fondos para las compras de vacunas para los países más pobres e informan que varias farmacéuticas se han quedado con 1400 millones de dólares en anticipos de pedidos que se cancelaron. Vale la pena seguir prestando atención a la información sobre este asunto.

Gavi, la organización internacional de inmunización que compró las dosis en nombre del programa mundial de vacunación COVAX, no ha informado públicamente sobre los costos de la cancelación de los pedidos.

Al principio de la pandemia, se le encargó la compra de vacunas para el mundo en desarrollo (con una de las mayores movilizaciones de fondos humanitarios de la historia) y comenzó a negociar con los fabricantes de vacunas. Las negociaciones empezaron mal. En un principio, las empresas excluyeron a la organización del mercado y les dieron prioridad a los países de ingresos elevados que podían pagar más para garantizar el suministro de las primeras dosis. Al final, Gavi llegó a acuerdos con nueve fabricantes.

No obstante, las vacunas empezaron a llegar a los países en desarrollo a finales de 2021. Para cuando Gavi dispuso de un flujo constante de suministros, la demanda había empezado a disminuir: los países con sistemas de salud débiles tenían dificultades para administrar las vacunas y el predominio de la variante ómicron, que era más leve, mermó la motivación de la población para vacunarse. Ahora, COVAX está llegando a su fin, muy lejos del objetivo de la Organización Mundial de la Salud de vacunar al 70 por ciento de la población de cada país.

Los fabricantes de vacunas ganaron más de 13.000 millones de dólares por las dosis distribuidas a través de COVAX. Según los contratos, las empresas no están obligadas a devolver los pagos anticipados que Gavi les dio para reservar vacunas que al final se cancelaron.

Lo relevante, sin embargo, es que los últimos tres años informando sobre el Covid, han sido dolorosos, desorientadores y hasta agotadores. Cada vez que se pensaba que se iba a terminar con el virus, volvía con otra desagradable sorpresa. Pero también existe un respeto renovado por los fundamentos elementales de la virología y la inmunología. Aprendimos que el coronavirus puede transportarse en aerosoles, que la gente infectada puede tener un rango de síntomas y que si bien las vacunas pueden no prevenir las reinfecciones, nos alejan de las hospitalizaciones.

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