Semana corta y santa

El País 11/04/2022
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La situación quema tanto, que Martín Guzmán fue a buscar refugio sobre el final de la semana en el Brasil que le abrió de par en par el embajador Daniel Scioli, un especialista en esquivar los dardos de Cristina Kirchner.

Tan vertiginoso es el torbellino que lo atrapa, que resultó un bálsamo para él su encuentro con el ministro de Economía Paulo Guedes. Acá, mientras, Máximo Kirchner lo destrozaba sin nombrarlo, Roberto Feletti descalificaba sus políticas por radio. Con mayor claridad que nunca, la larga guerra del cristinismo para quedarse, al fin, con la cabeza del jefe del Palacio de Hacienda quedó declarada y no hará más que arreciar. Hasta hay día y hora para lo que se pretende como la estocada final: el miércoles, temprano en la tarde. Después que hable Cristina. ¿Podrá resistir esta vez el ministro?

Ese día, el INDEC dará a conocer la inflación de marzo, que nadie imagina menor al 6%. En tanto, una duda cruel estruja corazones: ¿cuánto arrojará el rubro Alimentos y bebidas, la fábrica de pobres e indigentes?

En este caso, un país que viene desde hace al menos diez años a la deriva en materia inflacionaria, un caos  fiscal y monetario, una dirigencia que se pierde en diagnósticos y jamás llega al tratamiento, una grieta que solo suma incertidumbre, los reflejos ágiles y egoístas de los formadores, la inercia y, ahora, la guerra en Ucrania.

 ¿Qué piensa Cristina?

Feletti hizo fácil la parte más obvia de la respuesta con una serie de declaraciones públicas. Ya no se trata de un desacuerdo con el Fondo Monetario Internacional, porque, guerra europea mediante, "nació muerto”. 

El problema es que el kirchnerismo coincide, al menos en el título grande, con lo que la oposición  le reprocha a Guzmán: no tiene plan.

Tres semanas largas después del anuncio de guerra contra la inflación, el gobierno tiene apenas una lista ampliada de precios cuidados. En el medio, alertados por las medidas que no llegaron, las empresas aprovecharon para desatar un nuevo festival de aumentos.

Sin tanto tiempo para pensar a mediano plazo, Cristina apunta al año próximo, en un ejercicio similar al que ya hizo en soledad mientras el gobierno de Macri daba sus últimos pasos. Resta saber cuándo y cómo se anunciará. Porque siempre tiene un plan. Una salida por arriba.

 

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