

Las expresiones faciales en ratones revelan variables cognitivas latentes y sus correlatos neuronales.
Una IA logra descifrar el pensamiento de ratones analizando sus expresiones faciales. Esta investigación podría redefinir el modo en que estudiamos la mente, y nos obliga a replantear los límites de la privacidad.
Neurocientíficos, acaban de probar que son capaces de descifrar lo que están pensando los ratones a partir de sutiles movimientos faciales registrados en vídeo.
Mediante técnicas de aprendizaje automático e inteligencia artificial (IA), los equipos de Zachary Mainen y Alfonso Renart, de la Fundación Champalimaud, no se limitó a leer las emociones de un grupo de diez roedores,algo que ya se había demostrado, sino que pueden conocer qué estrategia de resolución de un problema está aplicando cada ratón a partir de las imágenes de sus rostros durante una prueba. Y lo más inesperado: encuentran que los patrones faciales de los diez ratones eran idénticos cuando pensaban del mismo modo.
El experimento, cuyo resultado se publica en la revista Nature Neuroscience, es una continuación de un trabajo realizado por los mismos autores en 2023. Entonces se propusieron analizar la actividad neuronal de los ratones durante una prueba en la que estos debían determinar cuál de dos surtidores de agua proporcionaba una recompensa azucarada.
Una vez que comprobaron que eran capaces de saber si el ratón había elegido la estrategia óptima o la subóptima mirando las neuronas, los científicos se preguntaron si serían capaces de predecir lo mismo, pero esta vez mirando los movimientos faciales del roedor. “Descompusimos la imagen del rostro en decenas de prototipos para entrenar a la IA”, explica Alfonso Renart. “Y el sistema fue capaz de identificar la estrategia que estaba aplicando cada ratón en cada momento. Pero es que, además, vimos que la misma combinación de gestos aparecía en el ratón 1, en el ratón 2, en el ratón 3… O sea, era igual en cada ratón”, subraya el experto.
En resumen, los científicos probaron que los movimientos faciales eran tan informativos como las poblaciones neuronales y que patrones musculares similares en la cara representaron las mismas estrategias en diferentes ratones. “Esto sugiere que el reflejo de patrones específicos de pensamiento a nivel del movimiento facial podría estar estereotipado, al igual que las emociones”.
Según los investigadores, este estudio abre un camino para estudiar el cerebro de forma no invasiva y comprender mejor su función en la salud y la enfermedad pero, a la vez, y dada la omnipresencia de las grabaciones de video en nuestra sociedad, pone encima de la mesa la necesidad de considerar cómo proteger la privacidad mental de las personas.
Representa una ruptura metodológica: si los rostros de los ratones reflejan con tanta fidelidad sus procesos mentales, ¿podríamos algún día leer pensamientos humanos mediante simples cámaras? Lo que antes parecía fantasía de ciencia ficción, comienza a asomar como posibilidad concreta en la frontera de la neurociencia y la inteligencia artificial.
Así, la frontera es difusa. El rostro, esa máscara que creíamos tener bajo control, resulta ser un espejo involuntario del alma o del sistema nervioso.