

Un reciente estudio de la London School of Economics and Political Science ha revelado que la Tierra podría estar experimentando un cambio en su ciclo estacional tradicional.
Según los investigadores, además de las estaciones de verano, otoño, invierno y primavera, se están manifestando dos nuevas fases: la temporada de bruma y la temporada de basura.
Estas transformaciones están directamente relacionadas con el cambio climático y la contaminación ambiental generada por la actividad humana.
El análisis destaca que el impacto del calentamiento global es cada vez más evidente, con aumentos de temperatura en épocas inusuales y ausencia de lluvias en periodos que antes eran estables. En este contexto, los científicos han identificado estas dos nuevas fases que se presentan de forma recurrente en distintas partes del planeta, reflejando la magnitud de los cambios provocados por la actividad humana.
La temporada de bruma es la más frecuente. Se caracteriza por la aparición de nubes densas de humo tóxico que permanecen durante semanas y afectan extensas regiones. Este fenómeno ha sido registrado con mayor intensidad en países del sudeste asiático, como Indonesia y Malasia, donde la inhalación de micropartículas contaminadas ha derivado en problemas respiratorios y cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que la exposición prolongada a estos contaminantes constituye una amenaza para todos los grupos de edad. Las autoridades sanitarias insisten en que el fenómeno representa una emergencia de salud pública con efectos inmediatos y de largo plazo, subrayando la necesidad de medidas urgentes para mitigar sus impactos.
Por otra parte, la temporada de basura se ha identificado principalmente entre diciembre y marzo. Durante este periodo, los vientos monzónicos desplazan grandes cantidades de desechos acumulados en el océano hacia distintas costas, generando afectaciones ambientales y sociales en las comunidades ribereñas. Este fenómeno es resultado de décadas de contaminación que se manifiesta de manera cíclica en varias regiones del mundo.
Ambos fenómenos muestran un patrón de recurrencia en el calendario, lo que llevó a los especialistas a considerarlos nuevas estaciones para la Tierra. La incorporación de estas fases al ciclo anual refleja la magnitud de los cambios provocados por la actividad humana y la falta de control en la gestión de residuos y emisiones contaminantes.
El estudio de la London School of Economics and Political Science subraya la necesidad de una acción global coordinada para abordar estos desafíos, con el fin de mitigar los efectos del cambio climático y proteger la salud pública.