

Eliminado y con la peor diferencia de gol del certamen, el equipo neozelandés buscará cerrar su participación en el Mundial de Clubes con entereza. La mayoría de sus jugadores tienen trabajos paralelos. El arquero Conor Tracey, consumidor del mate argentino, pidió vacaciones sin goce de sueldo para jugar el Mundial.
Al margen de los resultados, Auckland City podrá jactarse de haber formado parte de un hito importante en la historia moderna del fútbol: el primer Mundial de Clubes de 32 equipos de los cinco continentes.
Su perfomance, que estuvo lejos de ser competitiva, cerrará este martes cuando enfrente a Boca en Nashville, en busca de dar un batacazo con un equipo integrado por jugadores semiprofesionales.
Fundado en abril de 2004, el equipo neozelandés se ganó su lugar en el torneo disputado en Estados Unidos al consagrarse campeón de la Liga de Campeones 2024 de la Confederación de Fútbol de Oceanía y se adjudicó la única plaza disponible para el continente más pequeño en extensión.
De todas formas, cabe aclarar que los clubes de Australia están afiliados a la federación de Asia y no tienen representantes por méritos deportivos de sus pares de Japón (Urawa Red Diamonds), Corea del Sur (Ulsan Hyundai) y Emiratos Árabes Unidos (Al-Hilal y Al Ain).
Sin embargo, la diferencia de jerarquía se notó. Perdió en la primera fecha del Grupo C ante Bayern Múnich por 10-0 y luego fue goleado 6-0 a manos de Benfica de Portugal. Es el conjunto con peor diferencia de gol (-16) y uno de los cuatro que todavía no pudo convertir. Ahora, se medirá con el elenco argentino , que debe vencerlo por más de siete tantos y esperar una ayuda de los alemanes para soñar con el pase a octavos de final.
Ser futbolista de Auckland City es, simplemente, otro de los trabajos que necesitan para mantener a sus familias.
El caso del arquero Conor Tracey, tomó notoriedad pública en los últimos días. Tuvo que pedir vacaciones sin goce de sueldo en su trabajo como montacarguista de una empresa farmacéutica para ir al campeonato. “Siempre tuve que combinar vacaciones anuales con días sin sueldo. Voy a sufrir un poco con el alquiler y las facturas, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca vale la pena”, confesó.
Otra particularidad del neozelandés es que consume mate frecuentemente desde los 18 años. "Un amigo que había jugado en Sudamérica me dio para que probara y me gustó. Volví a mi casa y le conté a mi papá sobre el mate. Él había tenido un viaje a Argentina unos años antes y trajo todo el equipo de mate que actualmente uso”, contó en una entrevista con la cuenta oficial del club. Tiempo después, el argentino Emiliano Tade, máximo goleador de la historia de Auckland City, lo puso en contacto con la empresa que, a día de hoy, le provee la yerba que necesita.
El ecuatoriano Jerson Lagos, que pasa sus días como peluquero en una barbería, y el uruguayo Sebastián Ciganda, que llegó para recolectar y empaquetar kiwis en 2016, sin hablar inglés y con una visa de un año.
Ellos no son los únicos que trabajan por fuera del mundo de la pelota. También están el defensor Adam Bell (atiende una tienda de venta de artículos varios), el volante Dylan Manicku (ayudante de ingeniero vial), el central croata Adam Mitchell (está en el rubro inmobiliario) y el delantero Joseph Lee (empleado en una compañía tecnológica).
El delantero Angus Kilkolly, es asesor comercial en una compañía de venta de herramientas para la construcción, y Regont Murati, empleado en el rubro logístico.