Un nuevo consenso médico redefine la presión arterial normal

Sociedad Ayer
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En Argentina, más del 35% de la población adulta vive con hipertensión arterial, pero casi la mitad de las personas afectadas lo desconoce, según estimaciones de profesionales de la salud..

Tres sociedades científicas de la Argentina acordaron reducir el umbral considerado saludable; buscan mejorar la detección y el tratamiento de una de las principales causas de muerte.

La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial. En la Argentina, a pesar de que entre el 35% y el 40% de la población adulta convive con esta condición, la mayoría no lo sabe. El 60% de los hipertensos permanece sin diagnóstico, y entre quienes conocen su condición apenas uno de cada cinco logra mantener la presión controlada. Esta brecha en laprevención y el tratamiento tiene consecuencias graves: infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV), insuficiencia renal y muerte prematura.

En este contexto, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), la Sociedad Argentina de Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología se reunieron para revisar la evidencia clínica más reciente y actualizar las recomendaciones sobre el manejo de la presión arterial.

El resultado fue un nuevo consenso que plantea un cambio fundamental: el umbral que se consideraba “normal” para personas con hipertensión deja de ser 14/9 y pasa a ser 13/8 (máxima/mínima).

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El documento —que se publicará próximamente en una revista científica— introduce algunas actualizaciones importantes, especialmente en la clasificación de los niveles de presión. En línea con las guías internacionales, se considera presión arterial normal a valores por debajo de 130/80 mmHg, mientras que el umbral para diagnosticar hipertensión se mantiene en 140/90. “Entre 130/80 y 140/90 se encuentra lo que llamamos presión limítrofe. En muchos casos no hace falta indicar tratamiento farmacológico, pero sí es fundamental recomendar cambios en el estilo de vida”, se aclara.

Esta modificación, aunque parezca mínima, tiene un potencial enorme en términos de salud pública. Según los datos presentados en el marco del nuevo consenso, estos valores permitirían evitar al menos el 15% de los infartos y hasta el 18% de los ACV. La lógica es simple: cuanto más baja es la presión arterial dentro de un rango seguro, menor es la carga que sufre el sistema cardiovascular.

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El nuevo consenso médico no se limita a establecer una cifra: también propone mejorar las estrategias de tratamiento dentro y fuera del consultorio. Se hace énfasis en el control domiciliario de la presión como herramienta clave, así como en la necesidad de personalizar las intervenciones según las características de cada paciente.

 

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