

La Administración Aeronáutica comparó a dos gemelos, Scott y Mark Kelly, para analizar los efectos de una estancia prolongada en el espacio. Mientras Scott pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional, Mark permaneció en la Tierra, lo que permitió a los científicos descubrir cambios en la salud y el bienestar del cuerpo humano en condiciones extremas.
Scott y Mark Kelly son más que gemelos. Ambos han sido astronautas y han viajado al espacio En 2015, sus caminos tomaron direcciones opuestas. Mientras Scott se embarcaba en una misión de 340 días en la Estación Espacial Internacional (EEI), Mark permanecía en la Tierra. Fue la base de un experimento sin precedentes de la NASA: el Estudio de los Gemelos, diseñado para analizar cómo el espacio afecta al cuerpo humano.
Nunca antes los científicos habían tenido la oportunidad de comparar los efectos de una estancia prolongada en microgravedad con una referencia genética idéntica en la Tierra. El resultado fue una serie de descubrimientos que desafían lo que se sabía sobre la adaptación humana al entorno espacial.
La investigación se extendió durante 25 meses, cubriendo el período antes, durante y después de la misión de Scott. Un equipo multidisciplinario analizó sus funciones biológicas, comparándolas con las de Mark para aislar los efectos específicos del espacio.
Uno de los primeros experimentos demostró que el sistema inmunológico funciona de manera similar en el espacio y en la Tierra. Para comprobarlo, la NASA administró la vacuna contra la gripe a Scott mientras estaba en la EEI y a Mark en el centro de operaciones terrestre. Ambos hermanos mostraron una respuesta inmune equivalente, lo que confirmó que el organismo sigue siendo capaz de desarrollar defensas en el espacio. Más allá del sistema inmunológico, el cuerpo de Scott experimentó alteraciones inesperadas.
Se registraron modificaciones en la actividad de más de 9.000 genes. Aunque la mayoría volvieron a la normalidad meses después de su regreso, algunos cambios persistieron, lo que plantea interrogantes sobre la salud a largo plazo de los astronautas.
Durante su estancia en la EEI, los telómeros de Scott (las estructuras que protegen los extremos de los cromosomas) se alargaron, algo contrario a lo esperado. Sin embargo, al regresar a la Tierra, se acortaron más de lo habitual, lo que sugiere un posible envejecimiento acelerado.
Scott mostró una ligera reducción en su velocidad y precisión cognitivas, un dato clave para futuras misiones de larga duración.
Los resultados del estudio no solo ayudan a entender cómo el cuerpo humano se adapta al espacio, sino que también proporcionan información crucial para futuras misiones a Marte y más allá. Con viajes que podrían durar años, conocer los efectos del entorno espacial es fundamental para garantizar la salud y el rendimiento de los astronautas.
Además, esta investigación podría tener aplicaciones en la Tierra, desde tratamientos contra el envejecimiento hasta nuevas estrategias para enfermedades relacionadas con el estrés y la inflamación.
El estudio es un punto de inflexión en la investigación espacial. Aunque muchos de los cambios observados en Scott se revirtieron tras su regreso, otros persistieron, demostrando que la exploración más allá de nuestro planeta aún guarda desafíos por resolver.