

Se regocijan con el sueño de una hegemonía global de ultra derecha cuando la única vigente es la de la inestabilidad, la fragmentación y la alternancia. En ese marco, Milei sostiene Bullrich ante las críticas por el fotógrafo herido de gravedad y cree que gana apoyos con la mano dura.
La situación genera conmoción, pero la Casa Rosada minimiza el impacto político y respalda a la ministra de Seguridad. Hoy el Presidente reaparece en público.
En la Casa Rosada no hay dudas. Desde el oficialismo, la represión a la marcha de los jubilados e hinchas de clubes de fútbol fue vista no como un problema, sino como una demostración de fuerza.
Esta vez el cálculo político se topó con una grieta imprevista: Pablo Grillo, un fotógrafo de 34 años, pelea por su vida tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza. Fue operado de urgencia y su pronóstico es crítico. La noticia provocó un temblor en el Gobierno, que en un primer momento intentó minimizar el hecho.
La estrategia oficialista de deslegitimar a los manifestantes tropezó con la crudeza de los hechos. La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (aRGra) salió con un comunicado contundente: “Su vida corre peligro porque no hubo ni un solo resorte político, institucional o judicial que le pusiera freno a la impericia asesina y demagógica”. Pidieron la inmediata renuncia de Bullrich y la responsabilizaron penalmente.
Lejos de mostrarse preocupada por las consecuencias del operativo, Bullrich también se refirió a otro de los episodios más simbólicos de la jornada: la imagen de una jubilada siendo empujada violentamente por un policía. Para la ministra, el agente actuó en defensa propia. “La señora golpeó en reiteradas oportunidades al policía, le dio cinco o seis golpes”, afirmó, en un intento por justificar la brutalidad de la escena.
En sus cabezas, la idea es clara: el Estado no se disculpa, se impone a la fuerza.
Bullrich es la principal apuntada por lo sucedido. Sin embargo, a pesar de las críticas y los pedidos de renuncia, la ministra es apoyada por el Presidente. Cualquier atisbo de debilidad sería castigado por su propio electorado. Salvo cisnes negros.
Mientras, Milei se prepara para otra imagen: su presencia este viernes en la ExpoAgro, la feria más importante del campo. La postal contrasta con la del Congreso: dos días después de la represión a la protesta se mostrará entre los sectores que lo ven con buenos ojos.
El episodio deja abierto un interrogante: hasta dónde está dispuesto a llegar el Gobierno en su política de orden público. Creen que su electorado no se conmueve con imágenes de represión. Redoblar la apuesta, aún en medio de la polémica. Pero, en una terapia intensiva una persona pelea por su vida.