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El virus de la gripe aviar ha sobrevivido al invierno en la Antártida y está en todas las especies animales analizadas por la expedición científica CSIC-UNESPA en seis islas ubicadas del mar de Weddell, en la Antártida.
El virus de la gripe aviar altamente patógena, provocó la muerte de cientos de millones de aves en los últimos cinco años en todo el mundo y se extiende por la Antártida, un paraíso virgen para la vida salvaje.
Una expedición liderada por el virólogo español Antonio Alcamí ha confirmado la presencia del virus “en todas las especies animales detectadas en cada sitio” en seis islas al norte de la península antártica. La buena noticia es que los pingüinos parecen ser más resistentes, pero el patógeno hace estragos en otras especies. En la isla Joinville, los científicos han observado que el virus ha atacado “con virulencia” a las focas cangrejeras.
Fueron los primeros investigadores que detectaron el patógeno letal en la Antártida, hace justo un año. Alcamí zarpó en una nueva expedición hace un mes, cruzando el peligroso mar de Hoces o pasaje de Drake desde el sur de América, en el velero australiano Australis, con un laboratorio móvil a bordo.
El equipo ya ha detectado el virus en 28 cadáveres de media docena de especies diferentes: palomas antárticas, gaviotas cocineras, focas cangrejeras, pingüinos papúa, pingüinos de Adelia y págalos, unas aves marinas migratorias. El informe alerta de que “la carga viral en los animales muertos es muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la proximidad de los cadáveres”.
El grupo también ha observado el patógeno en 14 ejemplares vivos. “No vemos signos de enfermedad en pingüinos, pero hemos encontrado el virus en animales muertos de muchas especies, y también en pingüinos vivos que estamos muestreando. Aunque no veamos síntomas en algunas colonias de pingüinos, el virus está circulando”. Los investigadores han detectado el patógeno incluso en muestras de aire tomadas en las pingüineras, advierte el informe, remitido al Comité Científico para la Investigación en la Antártida, un organismo internacional.
El equipo alerta de que la presencia del virus en colonias de pingüinos aparentemente sanos “tiene implicaciones para la seguridad humana”, ya que muchos de estos lugares reciben visitas habitualmente científicos como turistas. El salto de la gripe aviar altamente patógena a las personas es una de las peores pesadillas para los virólogos, pero no se transmite fácilmente entre seres humanos.
Científicos de la Universidad de Cornell confirmaron que el virus, que llevaba meses en granjas lecheras de Estados Unidos, estaba saltando de vaca a vaca, y del ganado a gatos. Los investigadores lanzaron una alerta.