La palabra DANA es el acrónimo de una “Depresión Aislada en Niveles Altos” que los meteorólogos españoles acuñaron a finales de los años 80 para diferenciarlo del término más genérico e impreciso “gota fría”. Se refiere específicamente al fenómeno por el que una masa de aire polar en altura (entre 5.000 y 9.000 metros) se separa del flujo atmosférico y puede generar fuertes tormentas al chocar con el aire más cálido y húmedo, generalmente del mar Mediterráneo.
El cambio climático causado emisiones de gases está convirtiendo las lluvias en España en precipitaciones mucho más violentas, torrenciales, en las que cae mucha agua en poco tiempo. Justo lo que pasó en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía.
El cambio climático está cambiando la forma de llover. Las regiones mediterráneas de la península y Baleares, las zonas donde suelen descargar las DANAS (Depresión Aislada en Niveles Altos) o gotas frías, reciben ahora “un 19% más de precipitación en los episodios de lluvias torrenciales” que, en los años 60, según una recopilación del portavoz de la Aemet, Rubén del Campo en un documento sobre efectos observados del cambio climático. Esas zonas son las más afectadas por riadas e inundaciones tras las trombas.
La crisis climática ha provocado que se multiplique por cuatro la intensidad de las lluvias en los últimos 50 años en España, según evidenció una reciente revisión de datos llevada a cabo por la Universidad Politécnica de Catalunya. El incremento se ha constatado en episodios de lluvia fuerte (que situaban en 30 mm de precipitación) como los de lluvia torrencial (cuyo umbral se coloca en 60 mm). En esta DANA se han alcanzado los 200 mm de manera general y en la localidad de Utiel, por ejemplo, se han sobrepasado los 400 mm.
La Aemet calificó la DANA que golpeó el sureste peninsular (la Vega Baja del Segura) en septiembre de 2019 como un temporal “sin precedente en los últimos 100 años”. Pero solo cinco años después la misma Aemet evalúa ahora que lo que se está viviendo en el Mediterráneo es “la gota fría más adversa del siglo” en la Comunidad Valenciana.
Los científicos son más prudentes a la hora de atribuir un episodio meteorológico concreto al cambio climático, pero, la misma oficina de la Aemet en Valencia dijo hoy que “no es posible que la temperatura del aire y del mar esté aumentando y todo lo demás siga igual. Estamos en un planeta más cálido y con más disponibilidad energética”.
El calentamiento global del planeta que generan los gases de efecto invernadero alimenta con más energía, porque eso es el calor que se retiene con los gases, las tormentas. Cuando llega un temporal, tiene más fuerza para desatar, es decir, más lluvia torrencial que descargar.
Es la nueva realidad climática.