La misión que escanea la Amazonia con rayos láser

Este artículo forma parte de una serie de siete capítulos de América Futura y Science Friday que se publica en inglés y en español en ambas plataformas

El mundo 30 de mayo de 2024
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La NASA acaba de prorrogar la misión Gedi tras un año de hibernación, el potente instrumento que desde el espacio escanea con disparos de rayos láser la Amazonia y el resto de los bosques del planeta. La mayor selva del mundo almacena el 17% del stock mundial de carbono.

Esas mediciones permiten obtener mapas en tres dimensiones y, con esos datos, calcular la cantidad de dióxido de carbono que esos millones de árboles almacenan. Esa es una información decisiva para analizar la salud de los bosques tropicales y, por tanto, para saber cuánto contribuyen a frenar el cambio climático mediante la absorción de CO2.

La misión de GEDI (Global Ecosystem Dynamics Investigation) recoge datos sobre la estructura y la altura de los bosques de la tierra y con ellos genera imágenes en altísima resolución. Obtiene la información mediante unos sensores con tres láser que disparan sus rayos desde un brazo de la Estación Espacial Internacional a velocidad endiablada (242 disparos por segundo).

“GEDI es el primer sensor de tecnología láser diseñado específicamente para penetrar a través de las copas de los árboles y mostrar la estructura horizontal y vertical de los bosques”, explica el ingeniero forestal Adrián Pascual Arranz, de la Universidad de Maryland,

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Desde hace unos años, cualquiera que toma un avión puede ver la huella de carbono, las emisiones de CO2 que genera su vuelo. El stock de carbono almacenado en una hectárea del bosque más robusto y sano de Brasil,como el santuario de árboles gigantes del estado de Pará con ejemplares que alcanzan los 80 metros,equivale a los vuelos de 5.000 viajeros entre São Paulo y Brasilia en aerolíneas comerciales.

El frigorífico que dispara rayos láser va escaneando el planeta siguiendo las órbitas de la Estación Espacial Internacional, que se repiten cada tres días. El resultado es un detallado mapa que muestra cuánto carbono se almacena en las distintas selvas y dentro de estas en las diversas zonas porque son tan gigantescas que las diferencias son enormes.

El bosque tropical más extenso del planeta, la Amazonia, ocupa 5,3 millones de kilómetros cuadrados en Brasil y otros ocho países (Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Perú, Venezuela y Surinam). Durante las últimas dos décadas, el planeta ha perdido cada año unos 30.000 o 40.000 kilómetros cuadrados de bosque primario, según Global Forest Watch.

El escaneo permite también medir el efecto de fenómenos naturales, como los incendios, o el impacto del ser humano en ecosistemas forestales. Los datos ya son utilizados por el Banco Mundial o la FAO, en inventarios forestales o por empresas como Planet, del ramo geoespacial. Él mismo recibe consultas frecuentes. Recientemente le escribió la ONG Conservación Amazónica, que quiere incluir los datos satelitales en sus informes sobre el efecto de la deforestación y la minería ilegal en áreas de Perú y Bolivia.

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Gracias a sus mediciones, los investigadores y el resto de los usuarios disponen de datos de lugares muy inaccesibles como la Amazonia, la Patagonia o los Andes. Son extremadamente precisas que hace no tanto resultaban imposibles.

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