Los talibanes cierran las peluquerías, uno de los últimos refugios de las mujeres afganas

Sociedad 08 de marzo de 2024
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En julio de 2023, el Ministerio talibán para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio ordenó el cierre de más de 12.000 salones de belleza femeninos en Afganistán. Como resultado, decenas de miles de mujeres que habían trabajado en el sector de la cosmetología durante años se vieron sin empleo.

A pesar de las continuas amenazas de los talibanes, las mujeres no abandonaron la lucha por su derecho al trabajo. Para poder seguir ayudando a sus familias, trasladaron los equipos de los salones de belleza a sus hogares y crearon salones improvisados. Cuentan con menos clientes y salarios bajos, pero mantienen la esperanza de un futuro mejor.

Se enfrentan a dificultades tanto económicas como psicológicas tras la prohibición de los talibanes de las actividades de esos salones. A veces en el intento de asegurar un futuro mejor para su familias, transforman sus negocios en una sastrería mientras continúan con su trabajo de peluqueras. Ello les permite ejercer su derecho natural a la igualdad laboral. En la clandestinidad.

Sin embargo, han perdido alrededor del 90% de clientes. A pesar de la disminución de sus ingresos, todavía tienen que contribuir económicamente con los talibanes, ya que los negocios siguen figurando en los registros financieros y debe continuar con los pagos hasta el final del año fiscal, incluso posiblemente después.

Fátima, peluquera en Kabul, se ha visto obligada a trasladar todo el material de su local a su casa, donde trabaja a pesar de las restricciones impuestas por los talibanes. Para ella, este trabajo es el único medio para mantenerse a sí misma y a sus hijos. “A pesar de los prejuicios sociales que rodean esta profesión y los numerosos obstáculos que tuve que afrontar, consideraba la peluquería un oficio legítimo e hice un esfuerzo por aprenderlo. Trabajé de forma independiente durante seis años, cubriendo mis necesidades y las de mis hijos. Ahora, los talibanes no solo consideran que mi profesión va en contra de la Sharia [ley islámica], sino que también miran con desprecio a las peluqueras y nos tachan de impuras”.

Las restricciones a las mujeres en los pueblos superan a las de las ciudades. Tras la orden de los talibanes de prohibir el funcionamiento de los salones de belleza femeninos,  se vieron obligadas a trasladar sus actividades a los sótanos.

Las restricciones talibanes obligan a trabajar con miedo y las clientas también lo tienen. Antes, muchas novias iban acompañadas, pero ahora les piden que vayan solas y si traen un acompañante no deben entrar juntas. Tampoco se permite que las novias salgan con sus vestidos de boda puestos.

Tras el cierre de los salones, los talibanes asaltaron las casas de las peluqueras para asegurarse de que no habían trasladado los equipos de belleza a sus hogares.

Desde el resurgimiento de los talibanes en Afganistán, las medidas más restrictivas se han centrado en contra de las actividades de las mujeres. En unos incidentes recientes, algunas mujeres de varias provincias fueron detenidas, acusadas de no respetar la obligatoriedad del hiyab y fueron trasladadas a lugares no revelados. Estas acciones han provocado un mayor confinamiento de las mujeres afganas en sus hogares.

Aun así, un importante número de mujeres en Afganistán, especialmente peluqueras, se esfuerza por sortear estas condiciones desfavorables y cambiar la atmósfera restrictiva del país. En medio de estas terribles circunstancias, luchan por mantener viva la esperanza de que algún día recuperarán sus derechos.

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