Otro fracaso del FMI

El mundo 04 de marzo de 2024
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En un capítulo más de la larga y poco sorpresiva historia de fracasos del Fondo Monetario Internacional en el mundo, Nigeria, el país más poblado de África, atraviesa la peor crisis de los últimos 30 años. 

Una crisis parecida a la de Argentina que por momentos cabe preguntarse si no habrá alguien escribiendo los guiones de unos programas económicos en donde no solo las circunstancias sino incluso los personajes son siempre los mismos. Ocurre en América Latina o en el centro del continente africano.

Las condiciones económicas de Nigeria no han sido las mejores en los últimos años. Inflación, “cepo”, costosos subsidios al petróleo y una economía que sin rumbo encontró su peor deriva con el impacto económico que causó la guerra entre Rusia y Ucrania. En febrero del año pasado, la nación africana eligió como presidente a Bola Tinubu que, aunque representaba al oficialismo, prometió una terapia de shock para terminar con la crisis.

Las dos principales medidas de su gobierno, recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, fueron liberalizar el mercado de cambios y quitarle los subsidios al petróleo, su principal recurso.

La quita inmediata de los subsidios disparó el precio del petróleo y con ello la inflación, que se encuentra cercana al 30% anual, mientras que el fin del “cepo” provocó una pérdida de valor de la moneda nacional frente al dólar de un 70%. La

En ese marco, y con unos salarios congelados, los alimentos se volvieron objetos inalcanzables.

En menos de un año, el caos económico se apoderó del país, y las consecuencias sociales del hundimiento se reflejan en un alarmante dato sobre la salud mental de la población: 60 millones de personas sufren algún tipo de depresión según la Organización Mundial de la Salud. El organismo liderado por Kristalina Georgieva sigue de cerca la situación ya que debe cobrar un préstamo otorgado en el 2020 por más de US$3.000 millones. Al igual que en Argentina, sus autoridades no dejan de transmitir su “preocupación” por las condiciones sociales del país, e instan al gobierno a tomar medidas para atajar el caos humanitario que están creando. Lo paradójico es que, al mismo tiempo, siguen promoviendo las mismas soluciones económicas que causaron la crisis.

El Financial Times de esta semana recoge una variedad de consultoras económicas locales como Bismarck Rewane, para quien el problema no es la quita de subsidios al petróleo, sino que el ahorro no se haya gastado de forma ineficiente. FIM Partners, por su parte, sostiene que los “inversores necesitan tiempo antes de sentirse seguros para invertir”.

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