Los cuatro grandes poblados arhuacos, , Sabana Crespo, Simonorma y Yeunía, están situados en lo más alto de la Sierra Nevada de Santa Marta y sus habitantes trabajan para proteger el corazón del planeta y, con ello, a la humanidad. Por su carácter inspirador frente al cambio climático, Calixto Suarez, representante arhuaco, acudió a la COP28 en nombre de su pueblo para recoger el Premio Agora por el Clima. “Es tiempo de unirse y hacer la paz”, dijo.
Para llegar hasta el corazón más íntimo de la Sierra un extranjero tiene que tener permiso o una causa importante que llo lleve hasta allí. Para los arhuacos, uno de los cuatro pueblos indígenas que viven en la sierra como descendientes de los taironas, trabajar para que este lugar sea preservado es una cuestión de vida, pero no solo para su pueblo o sino para toda la humanidad.
Situadas en plena Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte de Colombia, hay unas 50 comunidades en toda la tierra arhuaca divididas en cuatro grandes centros políticos cuyo acuerdo, junto al de los mamos –los líderes de la comunidad–, es imprescindible para tomar cualquier decisión.
Entre 30.000 y 40.000 personas se dedican a la agricultura y ganadería y siguen haciendo trueque pero también usan dinero.
Ahora algunos hijos de la comunidad arhuaca, hacen llegar a través de las redes su forma de vivir y tradiciones, sus credos y costumbres, que han propiciado su supervivencia. “No olvides tus raíces. No olvides de dónde vienes; eso te hace fuerte”, dice un anciano mamo al instagramer. La imagen tradicional e inspiradora de la comunidad arhuaca no da la espalda al siglo XXI. Tal vez ahí, en la suma, esta vez de tradición y modernidad para proteger a la tierra, resida parte de su fuerza.
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