Devolver las calles a las personas

Cada vez más ciudades del mundo deciden eliminar el tráfico de automóviles de su centro urbano y eso está cambiando su estructura.

Sociedad 28 de febrero de 2023
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Durante unas semanas en el 2020, las calles de las ciudades se quedaron sin tráfico. Todo estaba en silencio. Volvieron los cantos de los pájaros. El aire quedó limpio en unos días.

Ese breve paréntesis, desafortunado por el tema de la pandemia, nos permitió comprender lo que podría ser una ciudad sin tráfico, y todo lo bueno que se genera.

Las ciudades más avanzadas del mundo están expulsando a los autos de sus calles, al menos en el centro. Esto incluye las ciudades en Estados Unidos famosas por su tráfico rodado, como Market Street, la famosa avenida en San Francisco, ahora peatonal. O el programa 25x25 en Nueva York, para convertir el 25% del espacio urbano en plazas peatonales, carriles bici, zonas verdes y carriles bus antes de 2025.

Ello no significa prohibir todo el tráfico de vehículos. Los municipios que están aplicando esta reforma prohiben el tráfico de coches privados dejando autobuses, tranvías y otros medios de transporte público.

La pandemia puso más de relieve el problema de la contaminación atmosférica en las ciudades. En unos pocos días los niveles descendieron en todo el mundo. En Pekín y otras ciudades chinas, la contaminación descendió hasta en un 85%. En algunas ciudades de la India pudieron ver de nuevo las cumbres del Himalaya, ocultas desde hacía décadas por la polución.

Según la DGT, en Madrid y Barcelona la contaminación por óxido de nitrógeno, el contaminante más problemático, descendió en un 50 y un 64% durante el confinamiento, respectivamente. 

Según la OMS, entre las consecuencias de la contaminación atmosférica para la salud se cuentan un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa, y también de enfermedades cardiovasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el cáncer de pulmón, la neumonía y las cataratas.

Las ventajas de eliminar el tráfico van más allá de los beneficios para la salud, aunque estos son muy importantes.

Menos coches significa más gente caminando y en bicicleta. Los automóviles ocupan mucho espacio, y ese espacio liberado se puede convertir en espacios verdes y zonas comunes para los ciudadanos. Esto también cambia la estructura de la ciudad y los hábitos de las personas.

Según el Foro Económico Mundial, crear carriles para las bicicletas se produce una mayor cohesión social en las ciudades, ya que los habitantes tienen más oportunidades de interactuar de forma pacífica sin estar aislados dentro de los automóviles.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quiere implantar la idea de “la ciudad del cuarto de hora”, un diseño urbano descentralizado en el que se puede llegar a todo lo que un residente necesita en 15 minutos a pie, en bicicleta o en transporte público.

Este concepto hace hincapié en una cuidadosa planificación de los barrios, dotando a cada distrito de los servicios necesarios para una vida plena: empleo, alimentación, ocio, zonas verdes, vivienda, consultas médicas, pequeñas empresas y mucho más.

Y, lo que es más importante, una vida plena que no requiere tener un coche. Paris tiene un reto aún más ambicioso para 2024: convertir los casi dos kilómetros de los Campos Elíseos, la emblemática avenida en un vergel, un bulevar donde los peatones, los árboles y las bicicletas dominan el espacio.

La ciudad limpia y silenciosa que vimos durante la pandemia puede convertirse en realidad, esta vez, sin virus.

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