

En una entrevista, el Papa dijo que “a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, el año que viene, “el Papa va a ir. O va Francisco o va Juan XXIV, pero va el Papa”.
Francisco lanzó así una nueva hipótesis sobre su probable dimisión. Una pista que incluyó a un inexistente sucesor, a quién bautizó con un nombre emblemático, el de san Juan XXIII, que convocó poco después de su elección, en 1959, el Concilio Vaticano II, que reconcilió a la Iglesia con el mundo moderno.
Algunos lo consideran el pontífice más revolucionario del último siglo en la Iglesia.
Sobre su dimisión dijo “ahora no, cuando sienta que el Señor me lo pide, sí”.
Bautizar Juan XXIV a su sucesor parece una broma, pero en realidad es todo un programa y demuestra que Francisco está planeando cuidadosamente el antes y el después de su renuncia.
El próximo será probablemente el cardenal Matteo María Zupy, romano de la poderosa comunidad de San Egidio, arzobispo de Bologna que el 11 de octubre cumplirá 67 años. Ha sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal italiana por voluntad de Francisco.
El Papa maneja los hilos de su sucesión y prepara las normas que regirán la candente cuestión de la dimisión del Papa. El gran teólogo conservador Joseph Ratzinger renunció en 2013 a los 85 años y todavía se especula sobre las causas de su dimisión.
El Vaticano confirmó este miércoles que dentro de una semana Francisco hará un viaje apostólico a Kazajistán, en Asia central, cuyo propósito principal es participar en un Congreso Interreligioso con líderes de las principales religiones.
El principal objetivo era concretar una entrevista con el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill, para favorecer un entendimiento entre la invadida Ucrania y el agresor ruso.
Kirill apoya convencido la invasión rusa y es un íntimo consejero del presidente Vladimir Putin, ateo convertido a la fe ortodoxa. La iglesia ortodoxa tiene como fieles a la gran mayoría de los 150 millones de habitantes de Rusia.
Pero la entrevista no se concretará, a menos que haya novedades de último momento. El patriarca Kirill se ofendió porque Francisco dijo que él no debía ser “el monaguillo de Putin”.
El Papa argentino anunció hace dos días que los médicos le habían prohibido viajar a Ucrania y Moscú para avanzar en su proyectada mediación de paz. Explicó que la razón era que se había resentido otra vez la rodilla derecha en el viaje a Canadá.