Brasil: 19 ambientalistas, indígenas y pequeños agricultores perdieron la vida en 2022

Sociedad 21 de junio de 2022
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La selva amazónica concentra el 80% de los casos. Para los especialistas, es porque a raíz de la inacción del gobierno federal, la delincuencia organizada percibe que puede actuar con total impunidad e intensifica sus acciones depredadoras. La mayoría de los crímenes fueron contra quienes se oponían a la deforestación.
En mayo hubo un nuevo récord, con 1.475 kilómetros cuadrados de tala en la Amazonía.

El asesinato del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Pereira en el Valle de Javari, el extremo oeste de la selva amazónica brasileña, puso de relieve una vez más la extrema violencia. El ataque, es el último de una serie que comenzó en enero y que muestra, hasta ahora, un récord para los primeros cinco meses del año: 19 ambientalistas, indígenas y pequeños agricultores, perdieron la vida a manos de organizaciones criminales.

La denuncia es de la Comisión Pastoral de la Tierra, un organismo de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. En 2019, primer año del gobierno Bolsonaro, hubo 24 homicidios; en 2020, otros 20 ambientalistas e indígenas perdieron la vida; y en 2021 el exterminio trepó a 35 muertes. Y la selva amazónica representa 80% de todos los casos.

Los documentos de la CPT revelan que 70% de los asesinatos ocurrieron contra defensores de las florestas, que se oponían a la deforestación. El 30% restante incluyó ataques a ambientalistas que luchaban contra la explotación ilegal de minas (los “garimpos”), la construcción de centrales hidroeléctricas y otras obras de infraestructura (rutas en medio de los bosques tropicales), y se enfrentaban con representantes del agro negocio. Como sea, esas luchas no lograron frenar la tala de los árboles amazónicos: en mayo último hubo un nuevo récord con 1.475 kilómetros cuadrados de devastación; el peor índice de los últimos 15 años. Fue justo en 2007 cuando el gobierno de Lula da Silva logró, finalmente frenar la destrucción. 

En medio de semejante contexto, el Amazonas, una región de 5 millones de kilómetros cuadrados que incluye nueve estados provinciales brasileños y 29 millones de habitantes, se convirtió en la zona geográfica donde el narcotráfico actúa libremente y se asocia con los delitos ambientales. Los informes de las ONG ambientalistas describen la actuación directa de los carteles de Medellín y Sinaloa en el Alto Solimoes, es decir el área que circunda el Valle de Javari, donde fueron atacados el periodista británico Dom y el indigenista Bruno. El estado ahí no llega.

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