

Luego de que las fuerzas ucranianas retomaran el control de la ciudad de Bucha —al noroeste de Kiev— el jueves pasado, múltiples fotos y videos mostraron decenas de cadáveres de civiles en las calles. Ucrania denunció una "masacre" y residentes de la zona afirmaron que soldados rusos "dispararon a todo lo que vieron". Por su lado, el Gobierno de Vladimir Putin calificó a la situación como una "falsificación" de los hechos.
El alcalde de la ciudad, Anatoliy Fedoruk, confirmó el sábado la muerte de 300 civiles. Las tropas rusas se retiraron de Bucha el 30 de marzo y fuerzas ucranianas ingresaron el 31.
Repercusiones. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó a recabar toda la información para poder "enjuiciar" a Putin por crímenes de guerra. La Alta Comisionada de la ONU por los derechos humanos, Michelle Bachelet, aseguró estar "horrorizada" por lo sucedido. La Unión Europea aseguró que enviará investigadores para corroborar la existencia de crímenes de guerra.
Zelensky. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, visitó Bucha, acusó a Rusia de "genocidio" y aseguró: "Es muy importante que esté aquí la prensa, los periodistas internacionales. Tenemos que poder mostrar al mundo lo que ha ocurrido aquí, lo que han hecho las fuerzas rusas".
Rusia negó este lunes cualquier responsabilidad en la matanza de civiles en la ciudad de Bucha, situada en los alrededores de la capital de Ucrania, y pidió abordar el asunto "a nivel internacional", incluida una petición para que se reúna el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Creemos que este asunto debe ser discutido al nivel más alto posible", dijo el vocero de la Presidencia ucraniana, Dimitri Peskov, quien resaltó que la iniciativa de Moscú para tratar el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU "fue bloqueada".
Agregó que "los vídeos no pueden ser de confianza debido a que especialistas del Ministerio de Defensa de Rusia identificaron signos de falsificación", según publicó la agencia rusa de noticias Interfax.
Peskov afirmó además que "los hechos y el calendario de sucesos no hablan a favor de la fiabilidad de estos documentos". Rusia resaltó que abandonó la ciudad el 30 de marzo, tras lo que el alcalde de la ciudad confirmó su "liberación", sin que se denunciaran las matanzas hasta dos días después, lo que Moscú emplea para cuestionar la veracidad de las acusaciones.