La suba del nivel del mar amenaza a millones de agricultores en todo el mundo

Sociedad 20/08/2025
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El aumento del nivel del mar está provocando desplazamientos humanos. Cerca del 10% de la población mundial vive en zonas costeras situadas a menos de 10 metros sobre el nivel del mar. Sólo en Europa, más de 50 millones de personas viven en zonas costeras de baja altitud. Además, el aumento del nivel del agua puede agravar el retroceso de la línea de costa, lo que supone una amenaza para los ecosistemas y hábitats costeros.

Los hábitats costeros, hogar de una flora y fauna diversas, están expuestos a la suba y sus efectos.Los manglares, las marismas saladas y los arrecifes de coral son hábitats esenciales que proporcionan numerosos beneficios y servicios a la humanidad. Son focos de biodiversidad y barreras naturales esenciales contra la erosión y las tormentas, ya que actúan como amortiguadores de la energía de las olas. Sin embargo el aumento de las inundaciones costeras perturban este frágil entorno, lo que provoca la pérdida de biodiversidad, la reducción de las poblaciones de peces y la disminución de la capacidad de protección contra tormentas.

A medida que las aguas oceánicas invaden las zonas costeras, el agua salada contamina las fuentes de agua dulce como ríos, acuíferos y estuarios. Esto plantea riesgos para el abastecimiento de agua potable y las tierras agrícolas, lo que provoca una reducción del rendimiento de los cultivos y la pérdida de tierras cultivables. Esto puede tener consecuencias a largo plazo para las comunidades que dependen de estas fuentes.

Un modelo simula cómo responderían las comunidades agrícolas de las costas ante el aumento del riesgo de inundaciones y la mayor salinidad de los suelos. Prevé movimientos migratorios en Estados Unidos, Japón, China o Italia.

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Según el programa Copernicus de la Unión Europea, el nivel del mar subio entre 15 y 25 centímetros entrey se prevé que siga entre 30 y 60 centímetros hasta 2100, en el escenario favorable, y hasta un metro o más, en uno que es poco menos que dramático. El problema no es solo un mayor riesgo de inundaciones, que no serían tan inmediatas de forma global. Las intrusiones de agua marina por la elevación del nivel del mar salinizan los suelos y acaban matando acuíferos exhaustos por años de sobreexplotación.

Un modelo, presentado en la asamblea general de la Unión Europea de Geociencias hace unas semanas en Viena simula el riesgo de inundación y salinización de costas de todo el mundo por la subida del nivel del mar para cada año entre 2020 y 2080, y prevé cómo reaccionarían los hogares afectados.

El modelo, (DYNAMO-M), se usó previamente para modelizar el riesgo en Estados Unidos, Francia, Mozambique y, ahora, investigadores del Instituto de Ciencias Medioambientales de la Universidad Libre de Ámsterdam, lo han escalado a costas de todo el mundo centrándose, específicamente, en cómo responderían los hogares agrícolas y abarcando 23 de los principales cultivos: trigo, arroz, cebada, avena, algodón. El número de estos hogares asciende a 13 millones, que equivaldrían a unos 48 millones de personas que se verán afectadas, o ya lo están, por el aumento del nivel del mar, las inundaciones y la intrusión salina.

“Esta subida obliga a tomar una decisión: quedarse, adaptarse o emigrar”, dice el investigador principal del estudio, Kushagra Pandey. El modelo utiliza la llamada Teoría de la utilidad esperada, que describe cómo un grupo de individuos toma decisiones en situaciones de incertidumbre. Proponen tres opciones: quedarse y asumir las pérdidas económicas; adaptarse, por ejemplo, cambiando a cultivos más tolerantes a la sal o elevando sus viviendas; o migrar tierra adentro. 

Los resultados identifican los focos de futuras migraciones, con regiones costeras vulnerables en Florida, Nueva York y Oregón en Estados Unidos, las costas de Japón, China, Filipinas, Mozambique e Italia que, probablemente, experimentarán importantes cambios en la población y en el uso del suelo.

“El modelo sirve para advertir a los responsables: va a haber migración hacia el interior, prepárense. Y los gobiernos costeros pueden subsidiar la adaptación para controlar esa migración. Esos son los dos mensajes principales para los políticos, porque la adaptación con incentivos es más barata que cubrir los daños después de una inundación”. Los investigadores han calculado que subvenciones podrían mejorar significativamente la capacidad de adaptación y reducir las migraciones: si los gobiernos cubrieran el 30% de estos costes, podría evitarse un 10% de la migración.

Porque la opción de abandonar la tierra es la última. “Hay estudios que dicen que la gente se va a ir de la costa, pero queríamos mostrar que no es tan fácil. Prefieren adaptarse porque tienen apego al lugar. Y eso también lo modelamos: el apego, las comodidades. En Bangladesh vimos que la gente se va durante una inundación, pero después regresa. Eso pasa mucho, quieren migrar, pero no lo hacen. Los datos estiman que ocurre en un 12%, es decir, de 100 que dicen que se van, solo 12 lo hacen”, explica.

La adaptación depende de las circunstancias del área inundable. En lugares ricos, como Florida, prevén que los efectos de la subida del nivel del mar serán grandes, pero también es más fácil adaptarse por su menor costo. Es una elección teóricamente libre, pero limitada por un factor económico: quieren adaptarse, pero no tienen dinero.

Cuando el terreno se saliniza a medio plazo, además hay otro problema es que puede perder su estructura y, además de desalinizarse, se sodifica, aumenta su contenido en sodio. Entonces se hace inservible para el cultivo porque pierde sus propiedades de capacidad de retención de nutrientes, de intercambiarlos con la planta. Eso lleva a una desertificación del terreno.

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