

Se triplican las compras online desde el exterior, sobre todo de las marcas chinas de precios ultrabajos. También aumenta la importación por parte de fabricantes locales. El Gobierno abre las puertas, mientras EEUU., Europa, Brasil y México se cierran para proteger el trabajo, el medio ambiente y la salud de los consumidores.
Shein y Temu, dos gigantes chinos del e-commerce, están revolucionando la moda con diseños atractivos y precios muy bajos: hasta un tercio de lo que se paga en los locales más baratos que los shoppings. Mientras muchos países restringen sus productos, en la Argentina se les abrió la puerta sin trabas.
Pero la “ultra fast fashion” no solo golpea a la industria textil local, sino también a las importaciones en general. Un ejemplo: Adidas ya trae desde Brasil parte de las camisetas de Boca y River, aunque la mayoría aún se fabrica en el país.
Siete de cada diez prendas consumidas en el país son extranjeras. Las importaciones llegan por tres vías: las que hacen empresas - incluso las marcas nacionales-, que traen cada vez más ropa del exterior; las que adquieren los turistas que salen del país; y las que compran por comercio electrónico y llegan vía courier a sus puertas.
Así es que las importaciones corporativas aumentaron 125% en los primeros cinco meses del año, unos US$264 millones, según datos de la Aduana. Pero ese valor se multiplica por cuatro o cinco cuando lo paga el consumidor final, con lo que llega a US$1.056 millones o 1.320 millones.
Las compras de ropa de turistas argentinos en el exterior creció a un ritmo un poco mayor aún, más que duplicándose: un 136%, a US$1.572 millones, según información del Banco Central. Y lo que explotó son los envíos por correo, que se triplicaron, al alcanzar un alza del 211%, unos US$242 millones, según datos de Aduana. De ese total, la mitad se estima que es ropa, según Ludmer. Es decir, unos US$121 millones.
Adidas fabricaba todas las camisetas de Boca y River en la Argentina, pero este año comenzó a importar una porción de Brasil como respuesta a la liberalización de importaciones del Gobierno. A la empresa alemana le sucede lo que a la mayoría de los fabricantes locales: se combina una recesión del consumo masivo, altos costos locales, una rebaja de aranceles a la importación del 35% al 20% y la liberación de impuestos a la importación de particulares puerta a puerta por hasta US$400 anuales.
Shein ha logrado conquistar antes mercados como EE.UU. no sólo por el precio ultrabajo –fabrican barato en China, India, Turquía o Brasil– sino por sus nuevos diseños atractivos y propios, con cambios rápidos de modelos.
Con series pequeñas de producción para adaptarse mejor al mercado, con ventas online y entregas rápidas, según Mario Quinteros, excónsul argentino en China, que vive entre ese país e Italia, y encabeza la firma Yi Consulting. Su impacto derivó en el cierre de la marca estadounidense Forever 21, mientras la española Zara anunció que baja las persianas de 136 tiendas en el mundo y la sueca H&M hace lo propio con las 28 que tenía en España.
La ley francesa anti-Shein creó un sistema de puntuación ecológica que evalúa el impacto medioambiental de los productos vendidos por las empresas de moda rápida.Incluye las emisiones generadas, el uso de materias primas y su reciclabilidad. Las prendas pueden ser gravadas con un impuesto de hasta 5 euros. El gravamen aumentará paulatinamente hasta 10 euros en 2030. El tributo no podrá superar el 50% del precio de venta al público. La norma también incluye la prohibición de la publicidad de estas marcas de moda y sanciones para los influencers que las suelen promover en internet.
El Parlamento Europeo votó un arancel de 2 euros sobre los productos adquiridos a través de plataformas en línea de bajo costo. Además, la Comisión Europea advirtió que algunos productos de Shein son peligrosos para la salud:.
En Argentina, el efecto Shein se siente en el aumento de las importaciones, incluidas las camisetas de Boca y River.