

Un tren cargado de alimentos no perecederos, productos de limpieza, ropa, colchones y abrigo viajó ayer a la zona inundada de provincia de Buenos Aires. Llegó hasta Campana, desde donde los municipios se repartirán la carga. En el camino, vecinos clamaron por una ayuda que todavía no llegó para ellos.
Bajó el agua pero no bajan los problemas. La lluvia que castigó a 21 municipios de la provincia de Buenos Aires dejó un saldo de miles de evacuados, daños materiales y desesperación. En Zárate el panorama no es muy distinto: el agua se demoró incluso más en escurrir y la zona fue declarada “zona de catástrofe”.
Las donaciones se organizan en bolsas a las que llaman “bulto” y cada bolsa contempla estratégicamente lo que una familia tipo puede necesitar: talles grandes, talles chicos, ropa para adultos y para niños, ropa interior y abrigo.
Los bultos funcionan como los palitos para armar las casitas en la contabilidad del truco. Cada bulto cuenta para hacer la equitativa distribución de las donaciones para los dos municipios. Si bien la repartija en territorios depende de los municipios, el traslado del tren a las camionetas respectivas se realiza con veedores de cada municipio y uno de Tren Solidario.
Cuando el agua baja lo que sube es la necesidad. Los barrios y los vecinos tardan meses, algunos años, en reconstruirse.
No es la primera vez que Tren Solidario emprende esta cruzada para ayudar. Se trata de una organización privada perteneciente a Revista Rieles que recibe ayuda de sindicatos, organizaciones y particulares, de la mano de Trenes Argentinos y con ayuda de trabajadores pertenecientes a Unión Ferroviaria logran cargar un tren con donaciones y viajar a distintos puntos de la Argentina donde la necesidad urge.
El viaje a Campana y Zárate trasladó tres vagones repletos de ayuda. La última experiencia fue un viaje con once vagones hacia Bahía Blanca en el marco del último gran temporal.
En total, se lograron recolectar 400 toneladas de donaciones entre alimentos no perecederos, productos de limpieza, ropa, colchones, y abrigo.
Al llegar a la estación Campana el tren debía realizar movimientos de rieles para poder ingresar al predio dispuesto, y los vecinos de barrios linderos que vieron llegar el tren comenzaron a acercarse. De repente, un grupo importante de personas se acercaron a los vagones y comenzaron a gritar y pedir ayuda. Algunos intentaron subirse. La voz resonante era la de la desesperación.
El paisaje es contradictorio como suena. En poco más de dos horas el tren fue descargado, el operativo se logró y en plena noche la unidad emprendió la vuelta a Retiro.
La ayuda llegará para algunos, se hará esperar para otros. Todos la necesitan. En todas Lala dls hay que volver a empezar.