

Desde que es Presidente, Milei vio debilitada su posición en casi todos los debates que planteó. Bomba de humo, fantasía de perpetuidad o fidelización de minorías intensas, la batalla cultural sigue cómo protagonista del debate público.
Esos temas que con demasiada pretensión se presentan a nivel global, como batalla cultural, son el pretexto para mantener con dificultad el control sobre la agenda pública.
Sin embargo, se insinúa un patrón, ante insatisfacciones materiales, las sociedades se alejan de los valores promovidos desde el poder.
La idea de que Argentina necesita un cambio cultural está muy extendida y casi todos escucharon hablar a Milei de su batalla cultural. La asocian a eliminar políticas de género y derechos humanos, reducir el Estado, preparar privatizaciones y promover valores conservadores.
En los últimos meses, desde Alaska y Trespuntozero se propusieron indagar sobre la evolución en la opinión pública de los debates ideológicos planteados por Milei. Con este objetivo, compararon el nivel de acuerdo y desacuerdo antes y después de asumido el nuevo gobierno con las posiciones enunciadas públicamente por el Presidente.
Se presentan los gráficos de algunos resultados. Se despeja cualquier duda: la sociedad argentina está lejos de tolerar experiencias no democráticas
Es indudable que algo cambió para que la mayoría votara a un personaje que corrió los límites, naturalizó el insulto, destruyó consensos democráticos, propuso eliminar el Estado, despreció el método científico y amenazó a minorías.
Sin embargo, la causa del voto fue económica. Y el hartazgo.
Las encuestas dos años antes de las elecciones presidenciales anticipaban que los jóvenes ya no eran kirchneristas, que la cuarentena estaba agotada antes de la foto de Olivos y lo más paradójico, que se culpaba más al peronismo que a Macri por la situación de la economía.
No haber hecho nada al respecto es otro tema.

Los datos del INDEC que marcan la nueva realidad de la sociedad Argentina
El País 09 de abril de 2025


