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La isla que aparece y desaparece en el mar Caspio
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La naturaleza nunca deja de sorprendernos. En el mar Caspio, una isla surgió de la nada a principios de 2023 y, en cuestión de meses, se desvaneció casi por completo. Este fenómeno fue causado por el volcán de lodo Kumani, una estructura geológica capaz de expulsar grandes cantidades de sedimentos y gases, formando terrenos efímeros.
Con un diámetro de 400 metros en su punto máximo, el terreno fue captada por los satélites Landsat 8 y 9 de la NASA, los cuales documentaron su aparición y posterior erosión. Para finales de 2024, el islote había desaparecido bajo las aguas, dejando tras de sí solo un registro satelital de su existencia.
En el mar Caspio, la isla juega con los científicos desde hace más de un siglo. Aparece, se esfuma, y vuelve a surgir como si nada hubiera pasado. En a la costa de Azerbaiyán, Chigil-Deniz tiene una historia más larga de lo que parece.
Este fenómeno se produce por una estructura conocida como volcán de lodo. En este caso, el volcán Kumani Bank se encarga de expulsar sedimentos y gases a la superficie, formando una isla temporal que las olas no tardan en erosionar. Este ciclo se repitió desde 1861, con cada nueva isla viviendo apenas unos meses antes de volver a hundirse en el mar.
Las imágenes captadas por la Nasa documentaron el último resurgimiento de Chigil-Deniz, mostrando cómo alcanzó un diámetro de 400 metros antes de empezar a perder consistencia.
Dos teorías principales intentan explicar estos eventos. Una apunta a la intensa actividad tectónica de la región, donde la placa arábiga y la euroasiática están en constante movimiento. La otra sugiere que la combustión espontánea de los gases liberados podría ser el detonante de estas erupciones.
Azerbaiyán es una de las zonas con mayor concentración de volcanes de lodo en el mundo, con más de 300 registrados. Además de moldear el paisaje, estas formaciones pueden liberar grandes cantidades de gas metano, lo que las convierte en un área de interés para los estudios sobre reservas naturales de hidrocarburos.
El destino de Chigil-Deniz es el mismo que el de sus predecesoras: desaparecer bajo las olas hasta la próxima erupción.