Talleres y Belgrano, de Copas: volvieron mejores

Deportes01 de junio de 2024
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En el regreso a Libertadores, la "T" clasificó a octavos anticipadamente y no fue líder del Grupo B por diferencia de gol. La "B", en Sudamericana, pasó a la misma instancia, directamente como ganador del Grupo C.

Talleres y Belgrano, desde hace un buen rato, ya dejaron de vivir al día y añorando por lo mejor de sus respectivos pasados. Por el contrario, la planificación del futuro inmediato y mediato es algo que se hace de manera permanente, mucho más allá de lo que sucede con el primer equipo. 

Que el vientito helado de la desaparición haya soplado bien cerca para Talleres y Belgrano cuando quebraron allá por 2004 y 2001, respectivamente, marcó un antes y un después en la historia y en la manera de ser conducidos

El saneamiento, a través de una gestión de la justicia y una administración con sendas sociedades Anónimas (Córdoba Celeste en la B; Fondo de Inversión, en la T), permitieron que los socios volvieran a elegir a sus autoridades, pero con otros marcos de responsabilidad patrimonial para sus actos de gobierno. 

Palabras más, palabras menos. No se gastó más de lo que se ingresó, se recuperaron recursos cedidos, se potenciaron otros...se crearon las estructuras y se ofrecieron las condiciones para formar los primeros equipos y los planteles de inferiores. De la venta de los jugadores propios, el club salió del quebranto.
Belgrano tuvo predio por primera vez, bautizado con el nombre del presidente de la gerenciadora y el que fue su primer presidente post quiebra; luego sucedido por Jorge Franceschi y ahora por Luis Fabián Artime. Se remodeló el estadio, batieron récords de socios. Así renació, ahí vive hoy.

En Talleres, ese Fondo de Inversión SA, cumplió con el objetivo institucional y lo saneó. Luego, le entregó la posta a Andrés Fassi y a su gente hace 10 años, quienes lo potenciaron como nunca. Se podría decir que lo refundaron, porque el gran presente que vive hoy en la cancha, fue la consecuencia de un proceso muy ambicioso. Los principales títulos y triunfos estuvieron en la generación de ingresos. 

Después de un aporte inicial del Grupo Pachuca, del que Fassi era dueño, la "T" hizo diferencia en todos los mercados: compró promesas del mercado sudamericano, las terminó de formar y las vendió en valores que dieron grandes ganancias. Igual sucedió con valores de inferiores, aunque en menor medida. La gente le dio su aval batió récord de asociados hasta superar la capacidad del KEMPES. Adentro siguió creciendo: el predio Nuccetelli se convirtió en Centro de Alto Rendimiento Deportivo (CARD) y pronto será ciudad Deportiva. 

Se sueña con el título de Primera, pero también con la construcción de un nuevo estadio.

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El orden del club para el progreso futbolístico, fue el cambio de fondo operado. Belgrano recuperó la categoría en 2011, dio un golpe mundial al descender a River, estuvo en Primera por ocho años más, con gran protagonismo. 
Nació "a lo Belgrano", una manera de jugar con mucho sacrificio y convicción, tuvo participación en tres Copas Sudamericanas.
El descenso de 2019, lo golpeó duro, pero eso no significó que el club parara de crecer ni que los dirigentes cometieran aquella irresponsabilidad de tirar la casa por la ventana en refuerzos y técnicos para ascender. La posta la tomó Artime y, en la cancha, la elección fue sobre Guillermo Farré, otro ídolo del club. Belgrano volvió a la Liga y en el primer año clasificó nuevamente a Sudamericana. El club siguió creciendo, las ventas no pararon, sobre todo la de los jugadores formados en el club. Estallaron "las Piratas", primer equipo cordobés en llegar AFA. 

¿Y Talleres? Recuperó la categoría en 2016 y ya no se volvió a ir. Fue 5º en la Superliga 2017/2018 y fue a Libertadores; en 2019-2020 clasificó a Sudamericana 2021, fue cuartofinalista de Libertadores en 2022. Y así como Fassi definió un perfil de club, también lo hizo con el equipo. Con su juego. Desde hace varios años, el equipo tiene una identidad. Sabe a lo que juega o lo intenta. Más allá de los DT en algunos casos o gracias a ellos, en otros, la calidad de los planteles ha sido cada vez más rica y se ganó un respeto.

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Belgrano largó mal el 2024 y Farré se tuvo que ir. Pero para superar una mala Copa de la Liga e iniciar la vuelta a Sudamericana (la última vez fue en 2016), la directiva pegó un volantazo. Eligió a Juan Cruz Real, pero también un cambio en la forma de jugar. Contra viento y marea. El novato en el fútbol argentino quiso que la B saliera a buscar los partidos como pocos veces había pasado antes. Pese a que perdió por lesiones severas a Passerini, Sánchez, Lucco más bajas eventuales por dengue (caso Losada) que totalizaron 11, Real apeló a varios juveniles caso Velázquez arriba, Troilo y Moreno, abajo; rescató a Reyna, recuperó a Jara y luego de su desgarro, al resistido Chavarrìa. 

Se impuso en el Grupo C, por encima de Inter de Porto Alegre (presupuesto de Boca y River juntos), Delfín de Ecuador y Real Tomayapo. En Liga, su arranque fue aceptable.

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Mientras tanto Talleres, se convirtió en uno de los punteros del torneo local y clasificó a octavos en su regreso a Libertadores, de manera anticipada. Es cierto que Sao Paulo fue el primero del Grupo B, pero por diferencia de gol. Y lo hizo siendo un equipo que tiene un promedio de casi dos goles por partido, que tiene un 10 como Botta, a un delantero determinante llamado Ramón Sosa, más el relojito que es Ulises Ortegoza y la jerarquía de Guido Herrera. 

En este regreso a la internacionalidad, Talleres y Belgrano supieron para qué hacerlo. Quedó claro.

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