Con Milei, la pelea es y será hasta el final. Agotadora. Estamos votando desde agosto y el análisis varia sefun el momento. Es la hora final de una era rota.
El último debate trajo la sorpresa previsible: Massa, como se repitió tanto, un-profesional; y Milei volvió a luchar contra sí mismo. El exceso ideológico de Milei es inviable para su propio discurso: no le permite discriminar lo importante de lo accesorio. Y el debate terminó siendo sobre Milei.
Massa estos meses fue arrimando prácticamente todo para enfrentar a Milei y, no sin paradojas, logró que todo eso que juntó, bancos, políticos, sindicalistas, movimientos sociales, empresarios, periodistas, consultoras, que hicieron campaña por otro candidato y votarán por él, gobernadores oficialistas y opositores, se digan, al final esto no está tan mal. Este cierto orden en el desorden es el piso democrático de un presente tan incierto. Solo el piso.
A cuarenta años, Massa revive todos los proyectos juntos en una campaña, casta, partidos, referentes, todo para enfrentar, a un Milei que no termina de armar su relato democrático. No pudo. Y Massa aprovecha cada vacío, el cordón humanitario democrático que armó, la micromilitancia y todo el poder del Estado a sus disposición. Todo ofrece, lo que hasta hace minutos se conocía como el caos, corridas cambiarias, corridas políticas, cortes de calle, viajes en hora pico, país sin moneda, sectores cada vez más empobrecidos, de golpe, ahora, tiene el olor a resistencia cívica.
Si las últimas presidencias no contaron con luna de miel, ni con cien días de gracia, la próxima viene con tolerancia cero a cualquier demostración de privilegio, casta y corrupción.
La grieta engendró monstruos. Ahora, casi todos reniegan de ella. Pero en Milei no hay grieta, hay fractura. Fractura expuesta, guerra, sociedad rota, rebelión fiscal, cuevas, informalidad, trabajadores golondrina.
Votar a Massa para que nadie cambie, juntar todo para que nada cambie sería una interpretación que haría volar por los aires todo. Lo sabe el ministro. Fueron cuatro años de un gobierno que rompieron los mismos que lo crearon. Lo que viene tendrá que romper lo que hay. Si esta unión democrática peronista es solo para el alivio, nacerá sin vida.
Si la democracia no sirve para cambiar algo, nos van a seguir amenazando con cambiar la democracia. Y les será mas fácil que hoy. Suponiendo que el domingo triunfe la democracia. Ni pensar en lo demás.
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