Una economía llena de pesos, aunque en poca manos, las de quienes tienen chance de jugar al dólar. Una inflación desbocada por el gasto extraordinario de la pandemia, guerra en Europa y una sequía histórica, pero además la mala praxis del Gobierno.
Un proceso electoral incierto. Un ministro de Economía como Sergio Massa que, a la vez, es candidato presidencial, todo un llamador para movidas especulativas en un mercado manipulable como el del blue, todo estimula la huida del peso, una moneda que parece destinada al abandono.
Así las cosas, no puede sorprender que el dólar blue supere la barrera psicológica de los 1.000 pesos, aunque cedió sobre el cierre.
Hace apenas un par de semanas estaba en $730; es una suba del 44% en sólo 15 días. No es la cotización oficial, que permanece estancada desde el día siguiente de las elecciones PASO, pero sí funciona como referencia para ajustes de precios que se realizan en distintos eslabones de la cadena productiva y comercial e impactan, directamente, en el poder de compra de los consumidores.
¿Por qué impactan en el poder adquisitivo? Porque los ingresos no aumentan con la misma velocidad ni tan de golpe como las cotizaciones de los dólares, que a su vez provocan una suba muy rápida de los precios, en un contexto de inflación de 140% anualiazada y con riesgo de hiperinflación.
El encarecimiento del dólar, la consecuente suba generalizada de los precios y el aumento a menor ritmo de los ingresos de las personas, a su vez, genera directamente un aumento de la pobreza y de la indigencia. Esto es así porque ambas se calculan oficialmente en la Argentina en función de lo que cuestan las llamadas Canasta Básica Total (CBT) y Canasta Básica Alimentaria (CBA). Si una familia no llega a cubrir la CBT, es pobre, y si no le alcanza ni siquiera para comer (CBA), es indigente.
La brecha cambiaria es la diferencia entre el valor del dólar oficial, el que informa el Banco Nación, que hoy está en $365, y la de otros dólares, como el blue, el contado con liquidación o el MEP. Si tomamos el pico de la cotización del blue de este martes, la brecha es del 188%. Si tomamos el precio del blue de hace dos semanas, era del 100%.
¿Por qué es un problema? Porque cada vez que amplia se alienta la expectativa de devaluación, se especula que el dólar oficial está “retrasado” y, por lo tanto, que en cualquier momento el Gobierno decidirá aumentarlo (es decir, una devaluación del peso) y acercarlo a la cotización paralela.
Esto es un problema porque esa expectativa, muy abstracta, provoca determinadas conductas. Los importadores adelantan importaciones (compran todo lo que pueden al exterior ahora, porque saben que después va a ser más caro) y los exportadores retrasan exportaciones (se guardan lo que iban a venderle al mundo porque saben que después le van a pagar mejor por eso que tienen).
Esas dos conductas tienen un efecto muy concreto en las reservas del Banco Central, salen muchos dólares pero no entran.
El traslado a precios luego de un aumento del dólar es mayor en la Argentina que en otros países. El Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), sostiene que esto se da por diversas causas, entre las que destaca la historia de volatilidad inflacionaria de la Argentina, mayor que en otros países de la región o emergentes; que en situaciones de alta inflación, los consumidores tienen menos información sobre los precios del mercado, por lo que las empresas son más permeables a subir sus precios; así como la experiencia de los actores económicos que ya saben que ante una devaluación habrá una suba inflacionaria, por lo que realizan una estrategia de resguardo y aumentan sus precios preventivamente.