Quién es la Pachamama, la diosa andina con la que se celebra a la Madre Tierra

Sociedad 01 de agosto de 2023 Con información de Pueblosoriginarios.com
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El 1º de agosto se celebra el día de la Madre Tierra. El día previo es el de “la llamada”, cuando se sahúman casas, corrales y huertos para alejar a los malos espíritus. En el Día de la Pachamama hay mucho por hacer: herrar a los caballos, marcar el ganado y señalar a las ovejas con lanas de colores. Por la tarde en un pozo se ofrenda a la Pachamama lo que ésta ha producido: maíz, hojas de coca, frutas, y parte de la comida preparada para la ocasión. La fiesta, con canto y baile, dura hasta el amanecer.

Además, en lo que es un rito ancestral, durante todo el mes se celebra a la Pachamama, y la caña con ruda es uno de los preparados que no pueden faltar para el 1 de agosto. La costumbre señala que hay que beber tres traguitos del brebaje milenario para espantar todos los males y enfermedades, se aleja la envidia y se atrae la suerte, previamente preparado y macerado unos veinte a veinticinco días antes de inaugurar el octavo mes del año.

Los pueblos originarios de América descubrieron sus propiedades medicinales y miles de años después, la tradición se extendió desde Perú, Bolivia, Paraguay y el Nordeste del país y, en la actualidad, pasó por la Ciudad de Buenos Aires para llegar a las zonas más australes del país.

Pachamama es una diosa venerada por los pueblos de los Andes. En la mitología Inca ella es una diosa tipo “Madre Tierra”​ y una diosa de la fertilidad que preside la siembra y la cosecha, encarna las montañas y provoca terremotos. También es una deidad siempre presente e independiente que tiene su propio poder creativo para mantener la vida en esta tierra.

Sus santuarios son rocas sagradas o los troncos de árboles legendarios, y los artistas la ven como una hembra adulta que lleva cosechas de papas y hojas de coca.​ Los cuatro principios cosmológicos quechuas: agua, tierra, sol y luna​ reclaman a la Pachamama como su origen principal. Los sacerdotes sacrifican ofrendas de llamas, cuy (conejillos de indias) y prendas elaboradas, en miniatura y quemadas para ella.​

Pachamama es la madre de Inti, el dios del sol y Mama Killa, la diosa de la luna. Se dice también que es la esposa de Inti, su hijo.

Después de la colonización española de las Américas, los conquistadores forzaron a los nativos a adoptar el catolicismo romano. Debido al sincretismo religioso, la figura de la Virgen María se asoció a la de la Pachamama para muchos de los indígenas.

A medida que las culturas andinas formaron naciones modernas, todavía se creía que la figura de la Pachamama era benevolente, generosa con sus dones,​ y un nombre local para la madre naturaleza. En el siglo XXI, muchos pueblos indígenas de América del Sur basan sus preocupaciones ambientales en estas antiguas creencias, diciendo que los problemas surgen cuando las personas toman demasiado de la naturaleza porque están tomando demasiado de la Pachamama.​

Encargada de propiciar la fertilidad en los campos. La Pachamama, es un dios femenino, que produce, que engendra. Para los quechuas, Madre tierra, deidad máxima de los cerros peruanos, bolivianos, y del noroeste argentino. Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre.

La palabra “pacha” designó en un principio sólo un tiempo o edad del mundo, un cosmos o universo, para pasar luego a referirse a un lugar o espacio, y a la misma tierra generadora de la vida, ya como un símbolo de fecundidad.

La Pachamama es la madre de los cerros y los hombres; la que madura los frutos y multiplica el ganado, pudiendo conjurar heladas y plagas y dar suerte en la caza.

Se la invoca también cuando sobrevienen ciertas enfermedades o se está de viaje, para no apunarse ni rezagarse en el camino. Ayuda incluso a las tejedoras y alfareros a concluir bien sus obras artesanales.

Se la describe como una india de muy baja estatura, cabezona y de grandes pies, que lleva sombrero alón y calza enormes ojotas. Vive en los cerros y a menudo la acompaña un perro negro muy bravo. La víbora es su lazo, y el quirquincho su cerdo. Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y plata. Es celosa, rencorosa y vengativa, pero si alguien le cae en gracia lo favorece. Cuando se enoja, manda el trueno y la tormenta.

Interviene en todos los actos de la cría. Se aparece con frecuencia a los paisanos para preguntarles qué andan haciendo por los cerros. A otros los visita en sus chozas para agradecerles lo bien que han cuidado de su hacienda o el no haber matado a las crías de las vicuñas, animales que protege de un modo especial.

Toda la naturaleza es el templo de la Pachamama, pero las apachetas (montículos artificiales de piedras) conforman los centros principales de su culto.

Para algunos su morada está en el Cerro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a una isla habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la boca nubes de tormenta.

Pachamama normalmente traducido como Madre Tierra. Una traducción más literal sería “Madre del Mundo” (en los idiomas aymara y quechua).​ Se puede hacer referencia a la diosa Inca de múltiples formas; siendo la forma principal la Pachamama. Otros nombres para ella son: Mama Pacha, Pachamama y Madre Tierra.

pacha, un término aimara y quechua, significa mundo, universo, tiempo, época’.

pacha kununuy (‘temblor de tierra con fuerte ruido’).

pachamit'a (‘parte del tiempo’, cada una de las cuatro estaciones en que se divide un año).

pacha k'anchay (‘luz del cosmos’, la luz solar, luz de lo alto).

mama: “madre”

La divinidad de la Pachamama (Madre Tierra) representa a la Tierra, pero no solo el suelo o la tierra geológica, como tampoco solo la naturaleza; es todo en su conjunto. No está localizada en un lugar, pero se concentra en manantiales, vertientes, o apachetas. Es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa por presencia y con la cual se dialoga, ya sea pidiéndose sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee.

No es una deidad creadora sino protectora y proveedora; cobija a los seres humanos, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad. A cambio de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no solo en los momentos y sitios predeterminados por el ritual sino, en todos los acontecimientos culturales significativos, configurándose así una suerte de reciprocidad. Sin embargo, se la considera con una faz negativa: la Pachamama tiene hambre frecuente y si no se la nutre con las ofrendas o si se la ofende, provoca enfermedades.

La religión centrada en la Pachamama se practica en forma paralela al cristianismo, al punto que muchas familias son cristianas y pachamamistas. Muchos rituales relacionados con la Pachamama se practican en conjunto con los del cristianismo, hasta el punto que muchas familias son a la vez cristianas y pachamamistas. ​

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