El gran circo mundial estuvo a flor de piel en un Kempes que reventó. Ganó el xeneize y el turismo. Hubo 46 aviones que llegaron el domingo a la mañana.
Es un momento de márgenes para el River de Martín Demichelis. En un plano, el internacional, ya no tiene un mañana: el empate en Perú con Sporting Cristal, ese punto sobre nueve como visitante en la Copa Libertadores, lo dejó al borde del precipicio o de quedar fuera de competencia en la fase de grupos, algo que no sucede desde hace 14 años: el límite quedó directamente en cero y para evitar una decepción muy fuerte tendrá que ganarle primero a Fluminense y luego a The Strongest.
En otro plano, el doméstico, sobra resto. Y sobrará aún más si hoy suma puntos en el Amalfitani: esta vez, a diferencia de la fecha pasada donde salió a jugar a dos unidades del escolta, San Lorenzo no le metió presión al CARP en la previa a su partido. Al contrario: la caída del equipo de Insua contra Barracas es toda una oferta para llevar a ocho la brecha con el segundo si River le gana a Vélez o a seis si empata.
El tema, claro, es que los dos planos, el copero y el local, se cruzan. Por eso, será clave que dé un paso adelante en Liniers. No sólo para cortarse otra vez en la cima de la Liga Profesional sino por sus implicancias: ganar le dará al entrenador mucho aire para preparar en paralelo el que asoma como la primera gran final a todo o nada de su ciclo, el miércoles 7 ante Fluminense en el Monumental.
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