Deuda, dolarización y desregulación: la herencia económica de la última dictadura militar

Sociedad 24 de marzo de 2023
413267C5-FB42-428E-A01B-0BE944088360

La Argentina se encuentra hoy sumida en una crisis que tiene como uno de sus ejes la insostenibilidad de la deuda externa. Aún si no lo tenemos especialmente presente, el origen de esa dinámica tóxica de endeudamiento puede rastrearse más de 40 años atrás, cuando la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 participó con entusiasmo de un modelo económico basado en la acumulación rentística y financiera que empezaba a dar pasos firmes en el mundo. No es lo único. Así como el gobierno de facto arrasó a millones de familias argentinas y marcó la memoria colectiva del país, también propició dinámicas económicas que todavía hoy operan. De la dolarización de los inmuebles al primer gran salto de la pobreza.

Para Fernando Rocchi –doctor en Historia, licenciado en Economía y profesor de la Universidad Torcuato di Tella (UTDT)– la última dictadura militar inaugura una relación conflictiva con la deuda externa que se extiende hasta hoy. “Antes ya había habido problemas con el Fondo, pero nunca se había llegado a una deuda tan alta en relación al PBI. En 1976 la deuda externa era de US$8.279 millones y para 1982 ya era de US$40.713 millones, es decir, crece casi cinco veces durante la dictadura”, precisa. El monto se engrosa tanto por deuda pública como privada, que la dictadura termina por estatizar. 

Durante la dictadura se impulsaron dos leyes que le dieron marco a la llamada “patria financiera” y que si bien sufrieron algunas modificaciones en las décadas posteriores, todavía hoy siguen vigentes: la Ley de Entidades Financieras (número 21.526) y la Ley de Inversiones Extranjeras (21.382). 

El economista e historiador Mario Rapoport señala que este marco normativo “produjo una liberalización de la entrada de capitales externos en el país, restringiendo al mínimo las áreas prohibidas para este tipo de inversiones y asegurando un trato igualitario a las inversiones extranjeras y a las nacionales”. Esto “acentuó un proceso de desindustrialización, porque ese capital no se ubicó en sectores productivos locales y, además, como la ley no obligaba a la reinversión de utilidades no se tradujo en una radicación local de las ganancias empresariales”.
Rocchi suma una imagen: en ese entonces dentro de una industria era más importante el gerente de finanzas que el de producción. 

El proceso de desindustrialización se genera por una baja repentina de los aranceles a las importaciones y desprotección de los proveedores locales, que se combina con el dólar barato que dejó la devaluación de la primera etapa del proceso. 

Durante la dictadura la inflación se mantiene siempre en los dos dígitos, lo que se suma a la devaluación del peso. Es en este escenario en el que los investigadores Pablo Nemiña y Alejandro Gaggero rastrean el primer aviso clasificado publicado en dólares en el país: el 16 de julio de 1977 el diario La Nación imprime una oferta de la inmobiliaria Beccar Varela de dos propiedades en San Isidro en moneda estadounidense. Apenas tres años después, según el relevamiento de los académicos de Conicet e Ideaes-Unsam, el 90% de las publicaciones aparecían en dólares. 

“Se dolariza la economía porque el peso deja de cumplir esas tres funciones que tiene una moneda: medio de cambio, unidad de referencia y reserva de valor”, explica Rocchi. 

Hasta 1974, previo al rodrigazo, la Argentina tenía una pobreza marginal, del 4% o 5%. Luego de ese evento y con el inicio de la dictadura se asiste al primer gran salto del índice, que a lo largo de las décadas siguientes dará otros que lo ubicarán en un piso cada vez más alto.
Cuando en el retorno de la democracia Raúl Alfonsín asume la presidencia, la pobreza ya ronda el 20%. 

Te puede interesar
Lo más visto