Dos horas de silencio al día

Sociedad El lunes
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Enel mundo moderno, el ruido se ha convertido en una presencia casi ineludible. Sin embargo, investigaciones apuntan hacia un contrapunto necesario: el silencio.

No es solo la ausencia de sonido, el silencio activo parece tener beneficios tangibles para nuestra salud. Un estudio relevante publicado en National Library of Medicine arroja luz sobre este fenómeno.

Es difícil encontrar un momento del día en el que lo predominante sea el silencio. El enfoque de esta investigación se centró en la neurogénesis, el proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas en el cerebro adulto. Particularmente, se examinó esta actividad en el hipocampo, una región cerebral crítica conocida por su papel esencial en la memoria y el aprendizaje. Los hallazgos son reveladores: los que se sometieron a periodos prolongados de silencio mostraron un aumento en la creación de nuevas células cerebrales dentro de esta área vital.

Curiosamente, el estudio destacó que las personas que estaban habituadas a entornos ruidosos parecieron obtener los mayores beneficios, sugiriendo que el contraste con su rutina habitual podría potenciar los efectos positivos.

Se observó que, a medida que los días de silencio transcurrían, el estado de ánimo se volvía más estable. Sus reacciones a diversas situaciones eran menos impulsivas y exageradas, demostrando una notable mejora en la regulación emocional.

Además, la capacidad de los individuos para enfrentar y recuperarse de la adversidad, conocida como resiliencia, también experimentó un fortalecimiento considerable. Un aspecto particularmente destacable de estos efectos emocionales y de resiliencia es su durabilidad; se mantuvieron evidentes durante semanas después de que los periodos de silencio experimental habían concluido, indicando un impacto a largo plazo en el bienestar.

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Los beneficios también se manifiestan en nuestra interacción con el mundo a través de los sentidos. Tras los períodos de silencio, se realizaron pruebas a los participantes que revelaron una mejora en la agudeza de sus sentidos, incluyendo la visión, el gusto, el olfato y el tacto. Las facultades relacionadas con la memoria experimentaron una mejora considerable. Los participantes mostraron una mayor capacidad para retener y gestionar información, recordando detalles con más facilidad.

Los expertos proponen algunas estrategias sencillas, empezar el día sin pantallas,  la exposición a dispositivos electrónicos al despertar reduce el bombardeo de estímulos auditivos y visuales desde primera hora, creando un espacio inicial de calma. Pasear sin cascos, sin la distracción de música, podcasts o llamadas permite que la mente descanse del ruido constante y, si el entorno lo permite, sumergirse en el silencio natural o los sonidos suaves del ambiente y dedicar 10 minutos al silencio entre una tarea y otra, breves pausas de quietud a lo largo del día, acumulando tiempo de silencio de forma manejable.

Los investigadores dicen que solo se requieren dos horas de silencio acumulado a lo largo del día. Esto hace que la integración de la quietud en nuestra rutina sea un objetivo alcanzable para la mayoría de las personas.

En conclusión, el silencio no es un vacío, sino un espacio con un potencial terapéutico real para la salud.. 

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