Relación tóxica

EconomíaAyer
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El eje central de la política es resolver un tema que fue y es el problema de este tiempo en la Argentina, en los últimos veinte años, cuando comenzó a insinuarse, la inflación. Y con ello, el dólar.

Los tiempos de la política son a veces, más breves que otros. Y en general, pasa siempre lo mismo.. El salvataje pedido al Fondo Monetario Internacional activó un momentum de nervios en el mercado cambiario. Caputo anunció que el mes pasado sostuvo el superávit fiscal financiero,esto es después del pago de deudas, pero, el mercado no cree que esa sea la solución a todos los males. Se Greta uno que es central para el funcionamiento de la economía argentina, el dólar.

Siempre volvemos al FMI. Será porque la demanda de dólares supera a la oferta y no logramos encontrar otras fuentes de financiamiento. En lo que resta del año, los vencimientos de deuda pública en dólares suman US$19.000 millones. Así, llegamos al prestamista de última instancia.

La Argentina le debe US$41.000 millones de capital al Fondo, que empezará a pagar en la segunda mitad de 2026, US$1.900 millones de este año son intereses, y representa el 28% de su cartera, seguido por Ucrania (10%), Egipto (7%) y Ecuador (6%). Si el crédito se ampliara en US$15.000 millones, pasaríamos a deber US$56.000 millones, equivalente al 35% de su cartera.

Los pesos que el Gobierno dice que no existen para alimentar una corrida comienzan a surgir como hongos del desarme de posiciones en diferentes activos financieros, lo que podría provocar alguna presión sobre el mercado cambiario.

Con todas las verdades inamovibles que se derrumbaron del 2001 para acá, hay una que se mantiene: ningún acuerdo con el Fondo Monetario Internacional tuvo en Argentina resultados virtuosos.

Cristina apuesta a que esta vez no será la excepción y recurre a los ejemplos del gobierno de Mauricio Macri y el que creó como vicepresidenta de la fórmula que sorprendió a todos al anunciar por Twitter un sábado de 2019.

El componente clave del diagnóstico económico de Cristina  es la explicación de la inflación por escasez de dólares, un capítulo de la restricción externa contra la que choca, una y otra vez, la economía.

Con matices  tanto el segundo gobierno de ella, como la gestión de gobierno de Alberto, luego de la pandemia y sus efectos, estuvieron marcados por un aumento de la brecha cambiaria y de las presiones inflacionarias que acompañó la apreciación real del dólar oficial.

El cepo y su endurecimiento fue la consecuencia del intento de apreciar la moneda artificialmente sin recurrir al ingreso de capitales fragilizados. El resultado sobre las reservas no fue más virtuoso en este caso.

Argentina debió recurrir al uso de herramientas como la negociación y el uso del swap con China, para evitar momentos de muchísimo daño financiero.

Un fracaso sin el cual es imposible entender la llegada del gobierno actual y que hace muy difícil pensar en el futuro si los problemas que va a Milei tiene  alternativas que ya colapsaron en el pasado reciente.

El deterioro de las condiciones económicas y sociales  y la falta de respuestas de la dirigencia polític,  tienen consecuencias concretas y cada vez más difíciles de revertir sobre la sociedad en su conjunto. Por ejemplo un reciente documento publicado por Fundar y elaborado por Rodrigo Zarazaga y Daniel Hernández del CIAS, sobre  percepciones vinculadas al ascenso social de los jóvenes de barrios populares del Área Metropolitana de Buenos Aires. Los resultados arrojan datos alarmantes.

La narrativa rota del ascenso social (así se llama el informe) atraviesa el descreimiento en la posibilidad de que el esfuerzo, la educación y el trabajo puedan ser vectores virtuosos para los jóvenes.

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Como las reservas del Banco Central siguen en rojo, la autoridad monetaria deberá levantar el pie del acelerador de la intervención y convalidar alguna  una suba de los dólares financieros.

El centro de la política de este Gobierno entonces, es revertir el proceso inflacionario. En un país con niveles tan altos de informalidad,  la inflación se vuelve aún más dañina. Es el tema central y también lo que hace presumir que el Gobierno hará una elección relevante en octubre.

Más allá de que el acuerdo debería ser avalado por ley, no se sabe qué se está aprobando y se desconoce si el mismo impondrá una nueva devaluación o reformas en materia previsional o laboral, entre otras cuestiones claves. Como con las facultades delegadas de la ley Bases, a Milei se le extiende otro cheque en blanco.

Esto significa que estamos en vísperas de despejar una gran incógnita de la economía, el valor del dólar. Saldríamos así de una discusión si el está atrasado, si está adelantado, si lo que se adelantaron fueron los precios. Es un debate lógico, porque hoy el precio del dólar lo fija el Estado, algo que va en contra de la propia ideología del Presidente.

La pregunta es cómo se implementará la liberación del cepo. No lo sabemos. El FMI podría autorizar la intervención, pero con la condición de que el dólar no se mantenga artificialmente barato. Pero abaratar el dólar tiene efectos políticos, implica entre otras cosas mejorar el poder adquisitivo y controlar los precios, ya que muchos precios están dolarizados. Un dilema a resolver. Una vez más con el FMI.

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