

Mientras aquí transcurría la calma de un Carnaval pasado por agua, las bolsas mundiales se revolvieron entre el lunes y ayer por el inicio de la temida guerra comercial.
A pesar de la duplicación de los aranceles que sus productos pagan al ingresar a Estados Unidos, que pasan del 10% al 20%, China paso para el lunes 10 la entrada en vigor de represalias contra productos agrícolas estadounidenses y la prohibición del comercio con una lista de empresas de defensa. Xi Jinping sabe que en las guerras grandes no hay ganadores, trata de que el tiempo permita abrir alguna ventana de negociación y el mercado responde entre rezos.
Menos margen tienen los otros dos grandes socios comerciales de Estados Unidos, Canadá y México, sometidos desde ayer a un incremento de 25 puntos de los aranceles que pagan por ingresar al principal mercado del T-MEC.
Si no hallara un freno, la guerra comercial encarecería las importaciones de Estados Unidos y elevaría su inflación justo cuando las previsiones de crecimiento vienen en caída y algunos audaces hablan de "trumpcesión".
El jefe de la Casa Blanca juega al filo de la cornisa. Su obsesión es la competencia con China y que Estados Unidos no languidezca como potencia. La apertura o el cierre del mayor mercado del mundo es la herramienta que ha elegido para trabajar ese objetivo.
La amenaza ya no es el comunismo, sino el capitalismo planificado de China.
Tal vez el anuncio más importante que hizo Milei el sábado a la noche fue que, finalmente, enviará al Poder Legislativo el acuerdo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, afirmó, se alcanzará pronto y permitirá "salir del cepo este mismo año".
El directorio del Fondo (con el peso del accionista mayoritario, Estados Unidos, pero también con China, países europeos y Brasil, entre otros) debe levantar la mano y darle doble click a la transferencia.
La mayoría de los análisis de bancos y consultores coincide en que necesita cerrar el acuerdo con el FMI para conseguir los dólares que le faltan para cerrar el año. Le cuesta cada vez más, porque Argentina se encarece en dólares. El saldo positivo de la balanza comercial se achica (apenas USD 142 millones en enero) porque las importaciones crecen mucho más rápido que las exportaciones, por el rebote de la economía y la apreciación cambiaria. Exportar todo lo que no sea petróleo, gas y minerales, hoy, es poco o nada rentable.
En enero, el Banco Central vendió casi USD 1.000 millones en el mercado paralelo para contener la brecha, mientras que los argentinos usaron otros USD 1.000 millones para pagar consumos en dólares con sus tarjetas. El doble que en diciembre. En febrero, la cifra sería similar.
En medio de temores por una recesión global, los mercados operaron en negativo mientras los activos de empresas argentinas que cotizan en Wall Street atenuaron sobre el final la magnitud de las caídas.
El mercado local reanuda hoy sus operaciones. Trump habló ante el Congreso y no mencionó medidas concretas contra alguno de los países apuntados. Se conoció que siguen abiertas las negociaciones comerciales con Canadá y México luego de la aplicación de tarifas. La fecha a seguir de cerca será el 2 de abril en el que se podrá saber si se concretará o no la aplicación de aranceles recíprocos.




Trump anuncia aranceles del 25% al aluminio y al acero de “todo el mundo”
Economía10 de febrero de 2025