"Trabajamos tranquilos, la verdad que el lugar de entrenamiento es perfecto, pero siempre está dando vueltas este tema y sobre todo cuando está la seguridad. El partido es importante, pero mucho más importante es la seguridad. Entonces cuando uno habla de viento, de huracanes, que pasa cerca, que pasa lejos, que cierra el aeropuerto, bueno, quieras o no, te preocupa”.
Así se sinceró Lionel Scaloni en la conferencia de prensa previa al partido ante Venezuela, dejando de lado las ausencias importantes como las Dibu Martínez o Cuti Romero, y sin poner el foco en la larga lista de lesiones que sufrió en los últimos días.
La Selección vive momentos de tensión, que nada tienen que ver con lo futbolístico. Con el objetivo de hacer tramos más cortos y facilitar lo más posible el traslado a tierras venezolanas, la decisión fue hacer base en Miami.
Sin embargo, las complicaciones cada vez son mayores, a punto tal que nadie puede asegurar que la Scaloneta pueda cumplir con la agenda de entrenar por la mañana y subirse al avión a las 14 de este miércoles.
Ocurre que se espera por el Huracán Milton. Las ráfagas de viento de cerca de 250 kilómetros por hora no llegarían donde está la delegación, pero sí se esperan fuertes tormentas y vientos, lo que pone en duda el normal funcionamiento de los aeropuertos.
Ya se especuló, incluso, la posibilidad de que haya una autorización especial para llegar el mismo día o hasta postergar el encuentro para el viernes en caso de que el avión no pueda despegar en Miami.
El viaje en sí, no es sencillo ni desde Estados Unidos ni desde Argentina. Ocurre que por cuestiones políticas, desde ninguno de los dos países hay vuelos directos a Venezuela y eso pesó en la elección de elegir Miami como bunker.