El INDEC va a dar a conocer esta tarde la cifra de pobreza del primer semestre del año. Como parámetro, hace unos días supimos que el precio de la Canasta Básica Total en julio subió 4,4%: una pareja con un hijo de 6 y otro de 8 años, necesitó 939.886 pesos para comprar la cantidad mínima de alimentos, ropa y servicios para no ser pobre.
Será el primer mapa social de la era de Milei y gran tema de la semana que comienza, sobre el cual caerá una controversia de fondo. En apenas unas horas el INDEC dará a conocer lo que podría constituir el mayor golpe político que haya recibido hasta el momento el gobierno: el índice de pobreza del final del primer semestre.
Diferentes proyecciones privadas anticipan el dato. El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) prevé un 54,6%; la Universidad Torcuato Di Tella, 51,9% y el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, 52%. Mientras, la indigencia se acercaría dramáticamente al 20%.
Para peor, el guarismo del INDEC no registrará los deterioros posteriores de julio. Estos quedarán para futuras sorpresas. Alberto dejó un panorama desolador: 41,7% de la población, 12,3 millones de argentinos bajo la línea de pobreza y 11,9%, 3,5 millones, en la indigencia.
Otro dato para tener en cuenta de estos días es que, según la estimación del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, la pobreza alcanzó al 52% de la población del país y la indigencia al 17,9%, en el primer semestre del año. Fue la cifra semestral más alta de los últimos 20 años.
El último dato del INDEC al respecto dice que la pobreza del segundo semestre de 2023 fue del 41,7%, apenas inferior al 42% registrado en igual período de 2020, durante la cuarentena por pandemia.
Lo bueno es que parece haber llegado a su fin la fase más aguda de la recesión generada por la necesidad de estabilizar la economía, pero agravada por la desmesurada devaluación de diciembre y la dureza de la motosierra y licuacion del gasto público. Lo malo: la recuperación no toma un rumbo claro y no parece ser potente.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) es el anticipo de los datos del producto bruto interno (PBI) que elabora el INDEC. Según anunció ayer el instituto oficial, la economía registró en julio una caída interanual de 1,3%, pero una recuperación del 1,7% en relación con el mes precedente.
Más relevante es que de los propios datos del EMAE surge que los sectores que explican el rebote son básicamente los vinculados a las actividades primarias: agricultura y ganadería, con un 23,6% contra el mismo mes de 2023, cuando una sequía histórica establecía una base bajísima de comparación y minería, con un más "normal" 5,7%. Mientras, diez sectores siguieron cayendo, sobre todo, dada su importancia, la construcción, industria y el comercio.
Si se habla de un crecimiento mes contra mes, conviene observar lo que muestra el tramo más reciente de la curva de actividad: caída en enero y en febrero; recuperación hasta mayo; caída en junio y nuevo rebote en julio. La era del serrucho.
El índice de producción industrial de Orlando Ferreres y Asociados volvió a caer en agosto –1,3% contra junio y 3,7% interanual. Además, las ventas de los supermercados, termómetro clave del consumo, no repuntaron ni siquiera en el julio positivo y, al revés, siguieron 12,3% por debajo de las de hace un año.