A los 92 años murió Ángela Catalina Paolín de Boitano, conocida como "Lita", una referente del feminismo y los derechos humanos en la Argentina. Era presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
Lita fue madre de dos jóvenes desaparecidos en los primeros años de la última Dictadura Militar. Miguel Ángel tenía 20 años y era estudiante de Arquitectura; lo último que se supo es que de la casa de un compañero de facultad, ubicada en Ugarte y la Panamericana, salieron para dirigirse a Belgrano en agosto de 1976. No llegaron a ese barrio; "nunca los vimos, ni a uno ni al otro".
Su hija Adriana tenía 24 años y era licenciada en Letras. Se había ido a Brasil, pero pronto quiso volver. Un domingo de abril del 77 había asistido a misa en Nuestra Señora de los Buenos Aires, de Caballito norte. Estaban cerca de Plaza Irlanda cuando dos hombres levantaron en vilo a Adriana, la arrojaron adentro de un auto sin chapa y se la llevaron.
Los dos desaparecidos militaban en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Trabajaban en empresas italianas: eran bilingües, resultado de sus estudios realizados en la escuela italiana Cristóforo Colombo. Habían perdido a su padre al entrar en la adolescencia.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, la despidió en redes sociales donde la definió como "la sonrisa de la lucha por los derechos humamos". La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y el exsecretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, fueron otros de los dirigentes políticos que la despidieron a través de X.
Otra de las particularidades su vida se remonta a su infancia, cuando vivía en Pasaje de tan solo quince casas, hechas por Bernasconi, donde tenía como vecino a Antonio Berni. El célebre pintor la uso de modelo en su adolescencia para pintar un retrato que se llamó Angelita, del cual conservaba como recuerdo una foto publicada en la revista Para Tí.
El 8 de marzo de 1984 fue una de las 30 que se reunieron frente al Congreso en un acto por el Día de la Mujer y junto a otras compañeras participó del primer Encuentro de Mujeres. También se vinculó a la lucha de la Comunidad Homosexual Argentina, que empezaba a reunirse en la sede de Familiares.
Lita se convirtió en una de esas caras reconocibles en las manifestaciones, en los juicios por delitos de lesa humanidad, en los organismos internacionales, en las plazas repletas por las luchas feministas, en las mesas redondas de las universidades. Con el brazo en alto y los dedos en V, las fotos de Adriana y Miguel prendidas al pecho, el pañuelo verde atado en la muñeca, la ternura y la alegría como energía para seguir siempre en la calle.
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