Depredación en el Mar Argentino: el avistaje de la pesca ilegal

Sociedad 21 de marzo de 2023
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Argentina es un país extenso. Desde las cimas de la Cordillera de los Andes recorre desiertos, sierras y pampas para zambullirse a una profundidad de 500 metros bajo el mar, formando la plataforma continental. Legalmente, es la progresión natural de su territorio hasta las 200 millas náuticas, unos 370 kilómetros desde la costa. Después de esa límite, está el Agujero Azul, un ecosistema único en el mundo por su cantidad y variedad de vida. Al estar detrás de esa línea imaginaria, es víctima de una depredación económica y una devastación ecológica la cual estiman que se lleva 370 mil toneladas de peces y mil millones de dólares al año.

El Agujero Azul, parte de la plataforma, comprende desde la altura del Golfo San Matías hasta el Golfo San Jorge en la Patagonia, y promedia los 500 kilómetros de distancia desde sus playas, tan lejos como las Islas Malvinas. Su lecho marino se caracteriza por tener una baja profundidad, ideal para la reproducción de peces y anfibios, así como para la alimentación de mamíferos y aves, varios en estados de conservación vulnerable como la ballena franca austral y el cachalote.

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Aunque sus aguas son ajenas a la jurisdicción estatal argentina por estar fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), el fondo marino y sus recursos sí son de su soberanía, y es ahí donde surge la ilegalidad de esta pesca. Es un área muy atractiva para flotas pesqueras internacionales, que buscan la captura de calamar o merluza negra. De noche, los barcos “poteros” -por pota, el nombre específico que se le da a un tipo de cefalópodo- atraen a sus presas con luces dirigidas al fondo del mar para enredarlos y recolectarlos. Algunos utilizan técnicas de arrastre: arrojan al agua redes encadenadas del tamaño de una cancha de fútbol, devastando todo lo que se les cruza en el fondo y dañando la hidrósfera para siempre.

Estamos frente a una ciudad en alta mar, formada por más de 500 barcos que vienen principalmente de China, Corea del Sur, Taiwán y España. Los acompañan embarcaciones petroleras y frigoríficas que los abastecen y recolectan, almacenan y procesan la zafra. Sin restricciones, controles, ni reportando sus actividades, ubicaciones, operaciones o capturas, pueden vender el producto a mercados de países del norte global como bienes de lujo. 

Enrique Piñeyro, es piloto de avión, médico aeronáutico, cineasta, empresario, cocinero, activista. Participó en 1997 de la investigación del accidente del vuelo 2553 de Austral, y denunció el mal estado operacional de LAPA trabajando para la empresa, a la cual renunció poco tiempo antes del siniestro en Aeroparque, el cuarto más grave de la historia de la aviación argentina. De esto último, hizo la película Whisky Romeo Zulu (2004). En la actualidad, se dedica a actividades filantrópicas con su Boeing 787-8 Dreamliner, el cual vuela personalmente con su fundación Solidaire. Ofreció, sin respuesta oficial, donar al gobierno argentino los traslados de la vacuna del Coronavirus, y también realiza misiones humanitarias de traslado de refugiados. El domingo, organizó un vuelo con personalidades y periodistas para relevar la pesca ilegal en la “milla 200”.

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