Durante 2022 hubo 868 personas heridas por armas de fuego en Rosario

Sociedad 26 de enero de 2023
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La provincia de Santa Fe registró 1.383 personas heridas por arma de fuego en 2022: 868 ocurrieron en el departamento Rosario y 402 en la capital.

El dato surge del informe anual del Observatorio de Seguridad Pública de la provincia. A nivel provincial se registró una disminución en relación a los años anteriores; el departamento, por su parte, alcanzó la cifra de homicidios dolosos más alta de su historia.

En términos generales, casi 9 de cada 10 personas heridas por armas de fuego fueron varones, de los cuales el 60% tenía menos de 30 años.

Para el exministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Saín, “la experiencia en Argentina, particularmente en Rosario, es que quien canaliza los fondos (ilegales) es el circuito histórico financiero de la ciudad. En Rosario hay una predominancia fenomenal de prácticas ilegales muy consentidas y lo que hacen es gestionar el dinero negro de la economía real”. 

En el último tiempo, la provincia de Santa Fe registra cada año entre 341 y 373 homicidios dolosos, es decir, asesinatos intencionados. En 2019, fueron 341; en 2020 fueron 373; y en 2021, 358, al igual que en 2018. Los números que sí crecen todo el tiempo son aquellos que, dentro de esa cifra anual, pertenecen a la ciudad de Rosario.

Por qué ahí
El fiscal Arrigo plantea que, “a partir de los años 2012-2013, en Rosario hubo un crecimiento exponencial del negocio con la aparición de organizaciones dividiéndose el territorio y la complicidad de la policía en cada una de esas organizaciones. En las principales causas, fue condenado también personal policial que era parte de las agencias dedicadas a perseguir el narcotráfico. Hasta 2014, era común la existencia de búnkeres, puntos de venta generalmente ubicados en barrios periféricos. Lo llamativo es que eran lugares acondicionados específicamente para la venta de drogas sin ningún tipo de pantalla o simulación, lo cual daba la pauta de una policía cuanto menos negligente y muchas veces gerenciadora del negocio”.

Según Arrigo, en 2014, con el primer desembarco de Gendarmería en la ciudad, esa forma de venta fue mutando del búnker a personas con mochilas en la vía pública, siempre con las grandes organizaciones dueñas del negocio cooptando a menores de los barrios periféricos para vender, como “soldaditos”, que “por mucho tiempo fueron los únicos detectados por las agencias de investigación pero eran perfectamente intercambiables y el negocio se mantenía”.

Algunos funcionarios provinciales comparan la realidad de Rosario con la Baltimore de la serie The Wire: la policía es un factor pero su accionar delictivo no explica la problemática, aunque sí reconocen que podría revisarse la enorme cantidad de reformas que atravesó la normativa policial en Santa Fe y sus escalafones. A eso hay que sumarle que, también en 2014, la provincia incorporó un nuevo Código Procesal Penal, que pasó al modelo acusatorio, lo cual implicó mayor investigación de parte de los fiscales, con un fragmento inconcluso de esas reformas. 

Si bien cualquier ciudad del país y del mundo puede distinguirse por características propias, las de Rosario podrían contribuir al caldo de cultivo que propicia esta realidad y permiten sumar factores para su comprensión. Hoy, la ciudad tiene poco más de un millón y medio de habitantes (Censo 2022), lo que la convierte en un gran centro de actividad privada sin ser una capital. En barrios periféricos, se expenden narcóticos, y en el centro lavan la guita en negocios gastronómicos, financieras, concesionarias.

Arrigo agrega el factor que también cita el juez Ariel Lijo y es que Rosario es una zona portuaria: “No podemos soslayar la ubicación geográfica, es una de las ciudades con los puertos más grandes del país. Está atravesada por las rutas denominadas ‘de tráfico’, que vienen desde el norte. La cocaína, generalmente desde Bolivia, y la marihuana, desde Paraguay”.

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