

Hoy se cumplen 10 años de la primera movilización bajo la consigna “Ni Una Menos” (NUM) y, en este aniversario, organizaciones feministas convocan a visibilizar la reducción del presupuesto desde el gobierno nacional para abordar la violencia de género.
Había en el país una larga tradición en torno a los derechos de las mujeres. Ni Una Menos apareció como una novedad y se organizó en torno a lo más extremo: el femicidio. Fue una reacción estratégica para sacar la problemática de la esfera de lo pasional o doméstico. Las coincidencias en las muertes no eran casualidad sino violencia machista.
Ese fue un piso mínimo de acuerdo que movilizó a la sociedad y generó un consenso desde el cual reclamar al Estado por su responsabilidad.
El primer manifiesto de NUM exigió la instrumentación de la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. El Gobierno sostuvo en el spot del 8M que, en su gestión, bajaron 20% los femicidios, aunque después dijo 10%, pero no hay datos que sostengan eso.
La marcha no se hará hoy en Buenos Aires, sino que, se convoca mañana, junto a los jubilados, desde las 16 en Plaza Congreso. Hoy, en cambio, marcharán en varias provincias.
Hace diez años Ni Una Menos reclamaba que no contaban a las muertas. Hoy parece que las muertas no cuentan.
El proceso va del grito colectivo por los femicidios al silenciamiento y el negacionismo. La fuerza de aquella primera manifestación marcó una época de cambios sociales y políticos para combatir la violencia de género.
Los números siguen siendo alarmantes pero la posición oficial hoy es negar la problemática y si se puede, tergiversar la información.