

El promedio de hijos por mujer descendió a 1,4 a nivel nacional. La edad promedio de las madres se desplazó a los 30-34 años. Hay un envejecimiento acelerado de la población y un retroceso en la estructura familiar tradicional.
La tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014. Se trata de una de las disminuciones más pronunciadas en América Latina.
Los datos surgen de un estudio realizado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral. Las cifras mostraron que el país experimenta un cambio en su estructura demográfica mediante el incremento de la población de adultos mayores y el aumento de mujeres al frente del hogar, entre otros factores.
El análisis, basado en los datos de INDEC, mostró que los hogares sin niños crecieron de manera sostenida, representando el 57% frente al 44% registrado en 1991.Los porcentajes están invertidos entre los dos extremos analizados: en 1991, en el 56% de las viviendas había menores de 18 años y en el 44% no. Mientras que hoy las cifras son 57% (sin hijos menores) versus 44% (con hijos menores), lo que muestra cómo cambió la composición de los hogares, debido tanto a la caída de nacimientos como al envejecimiento de la población.
Otro cambio importante en las dinámicas familiares es el aumento de los hogares unipersonales, que ahora representan el 25% del total en comparación con el 13% en 1991. En paralelo, los hogares monoparentales, en su mayoría liderados por mujeres, también muestran un marcado incremento. En tanto, la población de adultos mayores creció considerablemente, con los mayores de 85 años que aumentaron del 1,5% al 11,8% de la población total desde 1991.
El descenso en la tasa de natalidad en Argentina resalta no solo cambios demográficos sino también sociales que afectan las decisiones de planificación familiar en el país.
Lorena Bolzon, quien además es una de las autoras del estudio, analizó que “como ocurre con los grandes cambios sociales, este fenómeno responde a múltiples factores”, entre los que mencionó las condiciones económicas del país, la incertidumbre respecto al futuro, la migración de muchos jóvenes al exterior, al tiempo que sostuvo que “la postergación de la maternidad en favor de la formación académica y el desarrollo profesional es cada vez más común entre las mujeres argentinas”.
Los cambios en los patrones de maternidad en el país indican un claro desplazamiento, con la edad promedio para tener el primer hijo ahora situada entre los 30 y los 34 años.
En cifras concretas del trabajo, el promedio de hijos por mujer bajó a 1,4 a nivel nacional, con un mínimo de 0,9 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
En el análisis de los cambios en las estructuras familiares en Argentina, se observó un incremento en los hogares sin hijos o sin menores de 18 años durante las últimas tres décadas.
El crecimiento de los hogares unipersonales es una tendencia notable en Argentina, donde los hogares con un solo miembro aumentaron considerablemente en los últimos treinta años.
Según datos del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, en 2022, los mayores de 85 años constituyeron el 11,8% de la población total, comparado con el 1,5% registrado en 1991.
Este incremento no solo resalta una tendencia de sobre-envejecimiento, representada por el aumento en el índice de cobertura en individuos de 85 años y más por cada 100 individuos de 65 años y más, sino que también muestra un índice de incremento del 5,0 al 10,4 entre 1970 y 2022, según el estudio.
Para la magíster en Econometría y becaria doctoral del Conicet con sede en el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral María Sol González, “donde hay niños y adultos mayores se ve una presencia femenina más marcada, lo que implica una alta dosis de tareas de cuidado a cargo de mujeres de todas las edades. Si el hogar, además, sólo depende de un adulto, se observa que en ocho de cada diez casos la jefatura es monomarental, ello acrecienta no sólo las tareas de cuidado, sino también la necesidad de salir a buscar recursos para la subsistencia de toda la familia”.