

Netanyahu prosiguió con los ataques en la Franja, con el argumento de la negativa de Hamas de liberar los rehenes restantes, mientras la Casa Blanca reconoce que Israel consultó a la administración estadounidense, antes de llevar a cabo los ataques.
Los bombardeos israelíes en Gaza mataron a más de 400 personas y alcanzaron decenas de puntos en la madrugada del martes, poniéndole fin a semanas de estancamiento, en la prórroga del alto el fuego que había detenido los combates en enero de este año.
Estos se registraron ataques en el norte de Gaza, la ciudad de Gaza, así como en Deir al-Balah, Jan Yunis y Rafah, en el centro y sur de la Franja. Las autoridades informaron que los ataques israelíes produjeron al menos a 404 fallecidos y 562 heridos, y también se habla de numerosos desaparecidos.
El Ejército israelí, que afirmó haber golpeado decenas de objetivos, aseguró que los ataques continuarían “el tiempo que sea necesario” y que no se limitarían a bombardeos aéreos, lo que abre la posibilidad de que las tropas terrestres reanuden los combates.
Hamas declaró que Israel había roto el acuerdo de alto el fuego, dejando en el aire el destino de los 59 rehenes que aún permanecen en Gaza.
Tras los bombardeos, el Ejército israelí ordenó la evacuación de los palestinos que residen en los límites de la Franja, entre ellas Beit Hanoun, Khuza'a y los suburbios de Abasan en Jan Yunis. “Las FDI han lanzado una fuerte ofensiva contra las organizaciones terroristas. Estas áreas designadas se consideran zonas de combate peligrosas”, dice en un post en X el portavoz en árabe de las fuerzas israelíes, Avichay Adraee. “Por su propia seguridad, deben evacuar inmediatamente a los refugios conocidos en el oeste de la ciudad de Gaza y en Jan Yunis”.
El portavoz del secretario general de la ONU ha dicho que António Guterres está “conmocionado” por los ataques aéreos israelíes “en los que murieron un número considerable de civiles” y ha hecho “un enérgico llamamiento para que se respete el alto el fuego, se restablezca la asistencia humanitaria sin trabas y se libere incondicionalmente a los rehenes” que quedan en la Franja.
En hospitales colapsados tras 15 meses de bombardeos, se pudieron ver pilas de cadáveres envueltos en plástico blanco apilados mientras llegaban más víctimas. La Media Luna Roja Palestina informó que sus equipos atendieron a 86 fallecidos y 134 heridos.
Al anunciar los ataques, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a Hamas de su “reiterada negativa” a liberar a los rehenes y de rechazar las propuestas del enviado de Donald Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff. “Israel, a partir de ahora, actuará contra Hamas con una creciente fuerza militar”, decía el comunicado.
Familiares de los rehenes han criticado al Gobierno y al primer ministro por reanudar los ataques la Franja, en una operación que el Ejército ha denominado “Fuerza y Espada”.
En Washington, un portavoz de la Casa Blanca afirmó que Israel consultó con la administración estadounidense antes de llevar a cabo los ataques. La Casa Blanca culpó a Hamas del regreso de los combates. “Hamas podría haber liberado a los rehenes para extender el alto el fuego, pero en su lugar eligió la negativa y la guerra”, declaró el portavoz Brian Hughes.
En Gaza, testigos contactados por Reuters informaron de que tanques israelíes bombardearon zonas de Rafah, en el sur de la Franja, obligando a muchas familias que habían regresado tras el alto el fuego a abandonar nuevamente sus hogares y dirigirse al norte, hacia Jan Yunis.
La ofensiva militar israelí ha causado un genocidio de más de 48.000 muertes y ha destruido gran parte de la infraestructura y el sistema hospitalario del enclave.