

Argentina se abstuvo, junto a otros 64 países, de votar una resolución en la Organización de Naciones Unidas (ONU) para condenar la invasión de Rusia a Ucrania.
La ONU aprobó una resolución que exige a Rusia la retirada inmediata de sus tropas de Ucrania. La iniciativa recibió 93 votos a favor, 18 en contra, y 65 abstenciones, y Argentina fue uno de los estados que no definió posición.
Pese a la buena relación entre Javier Milei y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, la afinidad con Trump pesó más. Estados Unidos votó en contra porque tiene su propio proyecto de salida de la guerra. Esta propuesta es criticada por Ucrania y sus aliados por no mencionar la defensa de la integridad territorial ucraniana y por no condenar a Rusia como agresor.
Desde su llegada a la Presidencia, Milei se mostró muy cercano a Zelensky. El primer encuentro fue cuando el mandatario ucraniano se presentó el día de la asunción del argentino. Luego, en junio, se vieron en la Cumbre Global por la Paz de Ucrania, y ese mismo día el europeo le entregó al libertario una "Orden de la Libertad", tras definirlo como "la cara de la libertad". La última vez que se vieron fue el mes pasado en Davos.
El alineamiento con Trump también trae problemas para lo que aparecía como una estrategia de política exterior occidentalista. El alineamiento con los Estados Unidos suponía, al menos narrativamente, una serie de valores que, además, se contraponían con la política exterior del gobierno anterior, a la que se le imputaban relaciones con administraciones tildadas de autoritarias. Si la distancia respecto de China se achicó por realidad y necesidad, el reacomodamiento de Trump dejó al gobierno argentino dando vueltas al aire.
La abstención en una resolución de apoyo a Ucrania en Naciones Unidas, representa un cambio de posición burdo. De profundizarse los acercamientos de Trump con Putin y Maduro, la única definición de política exterior que parece quedará en pie es que la Argentina seguirá lo que haga Estados Unidos.