El feminismo se levanta en Brasil

Sociedad 20 de agosto de 2024
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La movilización ciudadana frenó temporalmente un proyecto de ley que penaba con 20 años de cárcel a las mujeres que abortan, incluso en caso de violación, y forzó la apertura de una comisión parlamentaria para modificar el texto.

A mediados de julio, la influencer Mili dos Anjos confesó a sus seguidores de Instagram que fue fruto de una violación. Tras 23 años de terapia, Mili rompió su promesa de no hablar públicamente del asunto. “Nací de una violencia que se perpetuó durante toda la vida de mi madre y ahora estamos curándonos. Nunca sentí cariño, amor o atención dentro de casa. Me parezco mucho a él y mi madre tenía que mirar mi rostro, su rostro, todos los días”, afirmó Mili en una entrevista a Universia, un medio brasileño.

Ese proyecto de ley prevé que tanto la mujer que aborte después de la vigésima segunda semana, como el médico encargado del mismo, puedan ser condenados hasta 20 años de prisión, incluso si el embarazo es fruto de una violación.

La confesión de Mili dos Anjos llegó tras semanas de intensas movilizaciones contra el Proyecto de Ley de la Violación. Artur Lira, presidente a la mesa del Congreso, tramitó la votación del polémico proyecto de ley con carácter de urgencia.

Dos días después, una vertiginosa secuencia de protestas convocadas por colectivos feministas tomaron las principales calles del país. Se viralizaron campañas online como Nem Presa nem morta (ni presa ni muerta) o Criança não é mãe (las niñas no son madres). “El proyecto de ley criminaliza a las mujeres, niñas y los profesionales de la salud. No podemos permitir una votación así en el Congreso”, declaraba a pie de calle Vera Soares, del Frente Estadual contra a Criminalização das Mulheres e Pela Legalização do Aborto. 



La movilización feminista ha servido para visibilizar el aumento de violencia contra las mujeres brasileñas. El Anuario del Fórum de Seguridad Pública reveló que en 2023 creció un 6,5% el número de violaciones, hasta un máximo histórico de 83.988 casos, lo que equivale a una violación cada seis minutos.

Todos los indicadores de violencia contra las mujeres aumentaron a pesar de que el número total de homicidios cayó un 3.4% en 2023. Samira Bueno, directora ejecutiva del Fórum de Seguridad Pública, atribuye el aumento de las cifras a la pandemia, que “puede haber exacerbado todas las formas de violencia en el contexto doméstico”.

La estadounidense Ángela Davis, uno de los nombres más destacados del feminismo mundial, dijo durante una visita a Río de Janeiro que la existencia del proyecto de ley tramitado en el Congreso brasileño es el reflejo del avance de la extrema derecha en el mundo. De hecho, lleva la marca del bolsonarismo: fue presentado por Sóstenes Cavalcante, del Partido Liberal (PL) de Jair Bolsonaro y otros 32 congresistas de extrema derecha.

No obstante, los ataques contra los derechos de las mujeres brasileñas vienen de lejos. La amenaza contra los derechos de las mujeres son previos a la existencia del bolsonarismo. Aunque el aborto en Brasil no es legal, está permitido en tres situaciones: violación, acefalía del feto y para salvar la vida de la mujer.

En la actualidad, apenas 104 de los 5.680 municipios del país ofrecen la posibilidad de abortar en el sistema de salud público.

El movimiento feminista ha conseguido una victoria temporal. No sólo se ha retrasado la votación del proyecto de ley, sino que se ha forzado la creación de una comisión parlamentaria para modificar el contenido del mismo. A su vez, la opinión pública empieza a moverse hacia posiciones menos conservadoras. A pesar de que el 70% de los brasileños es contrario al aborto, el porcentaje de los que se oponen a castigar el mismo no para de crecer: un 59% según el Centro de Estudios de Opinión Pública de la Universidad de Campinas (Unicamp).

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