Francia quiere parar la discriminación capilar

El mundo 26 de abril de 2024
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El caso de Aboubakar Traoré fue uno de los primeros en poner la cuestión de la discriminación capilar ante los focos de la opinión pública. El auxiliar de vuelo de Air France fue sancionado por sus superiores en 2005 cuando decidió comenzar a llevar trenzas en lugar del pelo corto: un peinado que no cumplía las normas internas de la compañía aérea. El trabajador comenzó entonces una larga batalla judicial que terminó en noviembre de 2022, cuando la Corte de Casación le dio la razón.

En otro plano político, Sibeth Ndiaye, una de las figuras más visibles durante el primer mandato de Emmanuel Macron, fue objeto de críticas y burlas por la supuesta “falta de seriedad” que transmitía el peinado afro que llevaba cuando asumió el cargo de portavoz del Gobierno.

Aunque algunos todavía lo consideran como un hecho anecdótico, estudios en Francia, Estados Unidos y otros países europeos demuestran que este tipo de discriminación dificulta el acceso a las instituciones, al mundo laboral y a la vivienda.

Una realidad que confirman al unísono los estudios sociológicos y la experiencia personal de muchos franceses. “Mi aspecto no limita mis capacidades”, explica Kenza Bel Kenadil en sus redes sociales. Esta influencer utiliza su audiencia –más de 250.000 seguidores en Instagram y casi 700.000 en TikTok– para hacer pedagogía y reivindicar su activismo contra las discriminaciones cotidianas (burlas, personas que tocan el cabello sin permiso, etc.) que sufren las personas no blancas que deciden llevar peinados a lo afro o pequeñas trenzas. Especialmente las mujeres. “Peinada así, sigo siendo totalmente profesional”, reivindica.

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A lo largo del pasado mes Kenza Bel Kenadil pidió a sus seguidores a que compartan anécdotas laborales relacionadas con el cabello en los comentarios de sus posts, para apoyar la necesidad de la nueva proposición de ley sobre discriminación capilar que se abre paso en el Parlamento francés. Aprobada por la Asamblea, el siguiente paso es su examen en el Senado, donde la mayoría conservadora de la Cámara Alta hace presagiar un voto mucho más incierto .

El proyecto de ley para “reconocer y sancionar las discriminaciones relacionadas con el cabello” es una iniciativa impulsada por el diputado Guadalupe Olivier Serva y apoyada por varios partidos, y pretende convertir a Francia en el primer país en legislar a nivel nacional contra este tipo de discriminación frente a los “comentarios, burlas, vejaciones y presiones de empleadores y de compañeros”.

Así, si se adoptara el texto, no se podría hacer ninguna distinción, en particular en el lugar de trabajo, por “el corte, el color, la longitud o la textura del cabello” y sería objeto de sanciones en su caso. El corte de pelo se sumaría así a otros criterios ya protegidos en la legislación francesa, como la edad, el sexo, la religión, el origen, la situación familiar o el lugar de residencia. 

No obstante, la medida despierta críticas entre algunos especialistas en derecho laboral, quienes consideran que la legislación actual es suficiente para proteger de las discriminaciones por la apariencia física. En el lado contrario, también plantea inquietudes entre sociólogos expertos en cuestiones raciales que consideran que la ley debe ser más clara en la protección de minorías. “El racismo en el texto nunca es explícito. Hablar sólo de 'discriminación capilar' es ignorar los problemas de las personas cuyo cabello está muy estigmatizado, es decir, principalmente las mujeres negras”, denuncia la investigadora en etnología y antropología Daphné Bédinadé, en las páginas de Le Monde.

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