El País 07 de mayo de 2024

El pasado, el lugar donde descansar

La foto de Olivos fue un golpe terrible pero de ninguna manera fue la causa del agotamiento social sobre las políticas preventivas. Fue al revés. Ya había un profundo agotamiento respecto de las políticas preventivas y por eso la foto de Olivos impactó de la manera que impactó.

La gran derrota cultural es que se asocie al peronismo con la pobreza en lugar de la prosperidad. La recomendación obvia es que no acepte ese lugar de asociación algo injusta.

Los opositores sólo parecen especialistas en cortes para redes, métricas para repudios. Detrás del acting resistente, la interna bonaerense ideológicamente inverosímil, pone en crudo lo que la interna contra Alberto al menos guardaba en apariencia: que había algunos argumentos ideológicos para sostenerla. El pedido vertical de tomar el bastón de Mariscal, se enfrentó al espejo de la naturaleza política de Cristina: achicarse con tal de que nada nuevo brote.

Lo más relevante que deja como lectura política la media sanción de la ley Bases es que por primera vez el gobierno logra construir una mayoría política, algo precaria, pero es novedoso en un gobierno que hasta el momento, se expresó solo como una mayoría social con muchas dificultades en el frente político.

Milei a la fuerza, entendió, como se escribió en The Wall Street Journal, que ninguna reforma ni revolución se hará sin leyes. Con tuitear no alcanza. Necesita casta para sepultara la casta. Y como destruir es más rápido que construir, la velocidad de Milei es relativa: un desguace selectivo que paraliza o desarma organismos, símbolos del progresismo hegemónico, contrasta con la lenta negociación de la Ley. Gobernar, entonces, es ganar tiempo.

Milei encontró también su otro aliado para el ajuste: la pasividad judicial. Veremos cuánto dura, pero es la inversión de la fórmula macrista de ajuste gradual y persecución judicial. No hay lawfare ni agenda judicial. Este peronismo se divide en lo de siempre: los que negocian y los que descansan en que otros negocian.       

Y allí anda el peronismo en su afán de acumular pasado. Como un refugio en la impotencia. Hace más de diez años que no le promete prosperidad a nadie. Ese pasado se ha transformado en un lugar tentador donde se descansa, mientras la sociedad cambia, camina, empuja, sufre y sueña de cara al futuro.

Cada vez es más evidente que será inevitable para que el sistema político en Argentina se vuelva a rearmar que rompa mucho más de lo que está. Es algo que vemos, de manera incipiente, por ejemplo en el artículo del tabaco, con las jefaturas de los bloques con problemas de conducción. Presagia que el sistema se fragmente aún más.

La fortaleza de Milei sigue siendo hoy su relación con la sociedad, aunque con más casta y menos auténtica, fundamentalmente y la ausencia de un sistema político. Las coaliciones están en crisis,  son del orden anterior y no este nuevo orden. Ahí está el desafío de la oposición, que haya un nuevo orden opositor, más moderno, acorde a este tiempo.

No los deja dormir tranquilos pensar que Milei es exclusivamente una réplica de fenómenos internacionales inevitables. Porque un desastre natural no es culpa de nadie.