El País 29 de abril de 2024

La vitalidad de la orfandad

Cristina no es lo que era. Su militancia tampoco. Más viejos, menos jóvenes. La admiración de los suyos hace rato muestra fisuras que antes no existían y a nivel interno se le animan muchos que antes no. 2019-2023 no fue gratis. Sin embargo les pasa el trapo a todos los demás. Y ello no es bueno. La interna nepotista se los consume.

Las tribunas han envejecido, quizás más que el escenario,

Ser de clase media. Aunque no haya economía para eso. Pero te promete ser, parecer, llegar, no caer. De clase media queremos ser todos,

La movilización del martes “ya pasó”. Puede ser. Pero la bala entró. Porque el discurso temerario del presidente que llama casta o comunista a lo que se le ocurre, que promete ajustes salvajes y vaciamiento hizo que muchos más que los que calculó se sintieran amenazados. Fueron muchos los que vieron amenazada una herramienta para cumplir su promesa de movilidad ascendente moderna. Abrirse paso. Y para eso muchos cuentan con el arma de la meritocracia criolla: las universidades públicas. Y así, tras los millones en las calles, vimos el primer “recalculando” de Milei: pasó de “lágrimas de zurdos” a “causas nobles con motivos oscuros” en una noche. Algo pasó en el medio: no la vio.

Por ahora todo el que dé un paso al frente y diga “yo represento” será llamado casta. Milei ocupa el centro de la escena. Detrás, el resto de la política en su nada. La marcha le devolvió aire sólo a la gente. Fue bueno para una parte de la sociedad que sabe lo que se supo desde siempre: que al final se tiene a sí misma. La gente fue adelante de la política una vez más, más allá de lo que dure el efecto. Llaryora que no puede desmarcarse tanto en una provincia que aún apoya a Milei y el empantanamiento en el narco de Rosario atenaza a Pullaro a ser un Bukele sin recursos. 

Así, la mejor noticia entonces podría ser la debilidad de la marcha, que nadie la capitaliza. Fuerza social sin autor. Porque hay más vitalidad en ese dato de orfandad que en cualquier clase magistral que sigue reproduciendo al infinito la teatralidad de la casta.

El problema que extrae Milei contra las universidades está en la Argentina pre peronista. La marcha del 23 conmovió. Toco algo que es anterior a las discusiones pendientes del modelo educativo. Así, la marcha del 23 restableció por un rato el piso frente a un gobierno que quiere discutir todo. La educación, la intransigencia de mantener las escuelas cerradas, fue el agujero que descosió el consenso casi unánime de la cuarentena durante el gobierno de Alberto. Más la foto y demás.

El presidente “de la libertad” se encontró con una marcha de los libres.

 “Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura” es una frase que sobrevuela la política argentina desde su pronunciamiento.Sabemos, y por eso volvemos a la frase una y otra vez, que los problemas de la democracia argentina tienen que ver con sus notables limitaciones para alimentar, educar y curar. Y eso en realidad confirma la afirmación de Alfonsín: el fracaso de la economía y sus consecuencias sociales hacen que nuestra democracia no sea plenamente tal.

Estamos atravesando el tercer ciclo de crisis de la democracia. En 1989 había saqueos y el cronograma electoral fue modificado. En 2001 había saqueos y el Presidente renunció. En 2023 ganó un outsider abiertamente escéptico de la democracia. Su promesa es que va a arreglar la economía, lo cual significa, para la mayoría de los votantes, terminar con la inflación. En aras de ese proyecto, muchos parecen dispuestos a sacrificios. La democracia no alimentó, ni educó ni curó bien, porque sin una economía medianamente estable y creciente no hay política social que aguante. Para alimentar, educar y curar primero hay que producir.

Néstor y Cristina imaginaron una democracia redistributiva. Su lenguaje fue el de los derechos: a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo, a la jubilación, a las vacaciones, a los festivales, al futuro. Pero a la larga falló la economía, y entonces la protección de derechos se hizo a costa de inflación, cepo y estancamiento. Massa propuso bajar la inflación manteniendo dicha protección. Los votantes creyeron que ese plan estaba agotado, que para arreglar la economía había que sacrificar derechos, y que en cualquier caso sin estabilidad económica no hay derecho que valga.

“El modelo de la casta está basado en una premisa que dice que donde hay una necesidad nace un derecho. El problema es que las necesidades son infinitas y los derechos hay que pagarlos y los recursos son finitos”, dijo Milei en el debate. La frase, tal vez la más articulada teóricamente que haya pronunciado el actual Presidente.

Nos dijeron que con democracia y con derechos se comía, se educaba y se curaba, pero al final “no hay plata”. Solo observemos cómo terminaron las cosas: inflación, brecha cambiaria y más pobreza.

Será necesario, reconocer que nuestra vocación por alimentar, educar y curar está indefectiblemente vinculada con, y por lo tanto limitada por, los recursos que seamos capaces de generar. La democracia argentina se juega hoy en la articulación entre necesidades infinitas y recursos finitos.